jueves, 28 de abril de 2016

Dulces sueños...sin apneas


Por Olga Álvarez Montes

¿Roncas mucho? ¿ Te despiertas con frecuencia durante la noche?¿Tienes sensación de no haber descansado y te quedas dormido en cualquier sitio?
Si es así, puede que sufras la enfermedad conocida como Apnea del Sueño.
Y es que, mientras dormimos, lo normal es que respiremos de forma similar a cuando estamos despiertos, pero la respiración pasa a ser totalmente automática y se produce un mayor grado de relajación de los músculos. En ocasiones aparecen alteraciones en la respiración que dan lugar a la enfermedad conocida como Síndrome de ApneaHipopnea Obstructiva del Sueño (SAHS).

¿Qué es una apnea?


Tener una apnea es dejar de respirar. Es normal que en algún momento mientras dormimos dejemos de respirar, pero si esta parada alcanza o supera los 10 segundos de duración y se sucede con frecuencia durante la noche, nos encontramos con un problema de salud importante.

El Síndrome de Apnea Hipoapnea del Sueño: SAHS


Es una enfermedad crónica y muy frecuente, ya que afecta a un 4-6% de los hombres y a un 2-4% de las mujeres en la edad adulta. Existen diferentes grados de severidad del SAHS y en general precisa tratamiento a largo plazo.
Se desconoce la causa o causas exactas del problema, pero sí se sabe que hay unos factores favorecedores como la obesidad, la existencia de cuello corto y ancho, alteraciones nasales, en la región oral y el paladar, el hipotiroidismo etc...

Lo que sucede es que la vía aérea superior se colapsa (se cierra) como consecuencia, en parte, de la relajación muscular durante el sueño, o bien por efecto de una obstrucción anatómica a nivel de la boca y la faringe (amígdalas grandes, bocio, alteraciones nasales, etc.) obstruyendo la entrada del aire a los pulmones.



Cuando esto sucede, la persona puede despertar con sensación de asfixia de necesidad de aire.
Cuando el cierre o bloqueo  de la vía aérea superior es total le llamamos apnea obstructiva. Si el cierre es parcial, le llamamos hipoapnea.



La manifestación más frecuente del SAHS es el ronquido fuerte e interrumpido por pausas de la respiración, seguido de movimientos incontrolados de todo el cuerpo.
Las apneas obligan a la persona a despertar de forma consciente (ahogos nocturnos o sobresaltos) o inconsciente (microdespertares), muchas veces a lo largo de la noche. Como consecuencia disminuye la cantidad y la calidad del sueño.


La consecuencia inmediata, al no ser un sueño reparador, es la hipersomnolencia diurna, es decir , que el individuo se duerma en situaciones normales de la vida diaria: comiendo, hablando, leyendo, viendo la tele, o lo que es peor, en situaciones muy peligrosas como conduciendo, cocinando etc.
Se trata pues de un problema muy serio pues interfiere la actividad normal de las personas y puede poner en peligro su vida y a veces la de los demás.

Por otro lado, con cada apnea, el oxígeno en la sangre desciende y esto puede generar trastornos cardio-respiratorios (enfermedades que afectan al corazón y al pulmón); alteraciones neurocognitivas (dificultad para la concentración, despistes, pérdida de memoria, etc.); alteraciones sexuales (impotencia, inapetencia sexual....), etc.



Con cierta frecuencia, las personas que sufren este trastorno no son conscientes del problema que tienen, a pesar de dejar de respirar decenas de veces durante la noche y alterarse de manera importante su sueño. Es la pareja o un familiar el que suele darse cuenta de la situación.

Es importante aclarar que aunque uno de los síntomas más frecuentes y llamativos de esta enfermedad es el ronquido, no todas las personas que roncan tienen porqué padecer esta enfermedad.

 Perfil típico del paciente con SAHS


  •  Sexo masculino, mediana edad (45-55 años), con sobrepeso y cuello ancho.
  •  Roncador. 
  •  Pausas respiratorias nocturnas observadas por otra persona
  •  Tendencia a dormir durante el día en cualquier situación
  •  Se despierta cansado. 
  •  Dolor de cabeza al levantarse. 
  •  Sequedad de boca.
  •  Por la noche tiene que levantarse a orinar varias veces.
  •  Pérdida de interés por el sexo. 
  •  Bebe alcohol habitualmente. 
  •  Suele ser fumador.
Pero no siempre el perfil está tan claro, ya que también pueden padecer SAHS, los ancianos y jóvenes (obesos y delgados) , mujeres sobre todo a partir de la menopausia e incluso niños.

SAHS en niños


Aunque es menos frecuente, el SAHS en niños también existe. Afecta por igual a ambos sexos y puede manifestarse en los primeros meses de vida pero lo más frecuente es que se presente en la edad preescolar y escolar. Cuando un niño tiene un SAHS el síntoma más frecuente es el ronquido (un niño no debe roncar).

Consulta en tu centro de salud ante una o varias de estas manifestaciones:

  •  Ronquido (continuo o entrecortado).
  •  Pausas respiratorias al dormir. 
  •  Esfuerzo respiratorio al dormir. (Para respirar dormido mueve mucho el tórax y abdomen).
  •  Suda mucho en la cama. 
  •  Respira por la boca
  •  Se levanta cansado.
  • Orina en la cama.
  • Tiene pesadillas por la noche. 
  •  Es sonámbulo.
  •  Somnolencia diurna
  •  Falta de atención
  •  Irritabilidad de día.



Diagnóstico


Una vez que queda establecida la sospecha de la existencia de un SAHS, el diagnóstico puede confirmarse mediante dos tipos de pruebas:

 – POLIGRAFÍA: la cual  puede ser realizada en la Unidad del Sueño del hospital o en el domicilio del paciente. Para su realización se colocan una serie de sensores que detectan las señales de la respiración y del corazón (flujo aéreo, esfuerzo respiratorio, saturación de oxígeno, frecuencia cardiaca).

 –POLISOMNOGRAFÍA: Es más compleja. Se realiza si la prueba anterior no ha sido suficiente para confirmar el diagnóstico y se lleva a cabo en la Unidad del Sueño del hospital. En esta exploración, además de los sensores que detectan las señales cardio-respiratorias, se colocan otros sensores para detectar las señales del cerebro (variables neurofisiológicas). Nos proporcionan información adicional de lo que sucede mientras el paciente duerme.


Las pruebas de sueño, tanto en el hospital como en el domicilio, no requieren ninguna preparación especial, se intenta reproducir, dentro de lo posible, una noche normal.

Es aconsejable:

  • Cenar como de costumbre.
  • Tomar la medicación habitual.
  •  Acostarse a la hora que tiene por costumbre.
  •  Madrugar un poco el día que tiene que realizar la prueba de noche. 
  •  No dormir la siesta ese día.
  •  No fumar ni tomar bebidas alcohólicas ni estimulantes (café, té, chocolate...) durante al menos 6 horas antes de iniciar la prueba.

Aunque la prueba es muy aparatosa, hay que aclarar que es completamente indolora.

Tratamiento


El desconocimiento en la mayoría de casos de la causa exacta del problema hace que el tratamiento vaya dirigido al control de los síntomas, los factores agravantes de la enfermedad  y las consecuencias.

1.-Adquisición de hábitos de vida saludables  con el objetivo de corregir factores de riesgo:
 – Evitar el sobrepeso, la reducción de peso se acompaña de una mejora en la sintomatología y una disminución de las apneas e hipopneas nocturnas.
 – Suprimir el tabaco, los fumadores tienen un mayor riesgo de desarrollar roncopatía y, a través de la inflamación e irritación de la vía aérea superior, de presentar un SAHS. El abandono del tabaco se acompaña de una mejora del ronquido y de los síntomas en la vía aérea superior.
 – Mantener una higiene adecuada del sueño, dormir las horas  suficientes y en un horario regular, es fundamental para mejorar su calidad.
 – Eliminar las bebidas alcohólicas y estimulantes (café, té, cola) especialmente en las horas previas al sueño, ya que afectan al tono de sus músculos faríngeos y favorecen los episodios de apnea.
 – Evitar tomar medicamentos para dormir (sedantes y relajantes).

 – Adoptar una posición corporal correcta durante el sueño, duerma de lado, normalmente se ronca más y se producen más apneas cuando se duerme boca arriba.
 – Mantener permeable la nariz.
 – Evitar cenas copiosas y no acostarse inmediatamente después.

2.- En cierto tipo de pacientes que presentan alteraciones faciales evidentes a nivel nasal, oral o faríngeo, puede estar indicada la realización de una cirugía correctora o el uso de los denominados dispositivos de avance mandibular (DAM).
Estos aparatos son realizados por un ortodoncista experto y pueden solucionar casos leves en personas sin un excesivo grado de obesidad.

3.- Para los casos más graves o con factores de riesgo laboral o vascular, en los que las medidas higiénico-dietéticas no son eficaces, estas se deben complementar con la utilización de la CPAP (siglas en inglés de Presión Positiva Continua en la Vía Aérea). Es un dispositivo mecánico que ha demostrado ser el más eficaz para tratar las apneas durante el sueño .

¿Qué es la  CPAP?


La CPAP es un aparato que proporciona una presión positiva continua de aire durante todo el ciclo ventilatorio (inspiración y espiración), lo que hace que se mantenga abierta la vía respiratoria superior, y por tanto impide que se obstruya. La CPAP genera un flujo constante de aire que a través de una tubuladura se transmite a una máscara nasal y, de ahí, a la vía aérea superior, evitando que se produzcan las apneas.
 Cada paciente necesita una presión diferente de aire para que su vía aérea se mantenga abierta.


Existen diferentes tipos de CPAP. Todas constan de un generador de presión conectado a un tubo o tubuladura y una mascarilla.

  • Generador de presión: Es un motor dentro una caja de mayor o menor tamaño, según el modelo, que normalmente se conecta a la corriente eléctrica para generar aire a presión. Esta caja tiene un filtro en su parte posterior, para que el aire que genera la máquina no lleve partículas de polvo y un botón de encendido y apagado en la parte frontal. ES muy fácil de manejar.
  • Tubuladura: Se trata de un tubo especial para que no se colapse ni acode, por donde pasa el aire del generador hacia su mascarilla nasal.
  • Las mascarillas: Las mascarillas se adaptan a la nariz, las hay con soporte frontal y poseen unas cintas o arnés para que se puedan ajustar y evitar fugas. Se fabrican con materiales blandos adaptables a la anatomía facial para obtener mínimas molestias y máxima eficacia. Todas tienen un pequeño orificio para que el aire que exhalado pueda salir. Es muy importante no taparlo nunca. Aunque no es lo habitual, hay personas que no toleran bien la mascarilla y precisan conectores nasales.
  • La rampa: Actualmente las CPAP llevan además del botón de encendido y apagado, el «botón de rampa». Al activar este botón, la presión del aire que sopla la CPAP irá aumentando progresivamente hasta alcanzar la presión óptima pautada.No todos los pacientes necesitan activar la rampa, es recomendable para los que tienen problemas de adaptación a la CPAP.
La CPAP es un tratamiento seguro, pero requiere un periodo de adaptación que depende de cada paciente. Al principio las fugas, por problemas con el ajuste de la mascarilla, la sequedad, sensación de estar resfriado, el ruido, irritación ocular, flatulencias etc... suele ser problemas frecuentes pero que se pueden corregir y solucionar en poco tiempo




La importancia del cumplimiento terapeútico


La CPAP no es un tratamiento curativo, si se deja de usar el problema volverá a aparecer. Debe usarse de por vida y durante todos los periodos de sueño.
Su uso correcto  mejora la calidad de vida y la supervivencia.
Se considera que un paciente hace un buen uso del tratamiento con CPAP cuando la utiliza más de 4 horas por noche, no tiene efectos secundarios asociados y tiene una buena eficacia clínica. Es recomendable utilizarla también en la siesta.

El tratamiento de la apnea del sueño mediante una CPAP tiene dos objetivos:
  • A corto plazo, la mejoría de los síntomas nocturnos (pesadillas, despertares,  etc.) y diurnos (cansancio, somnolencia diurna, dolor de cabeza, etc.).
  • A largo plazo, la prevención de los riesgos asociados a la enfermedad. Si el SAHS es grave y no se trata, habrá mayor probabilidad de padecer problemas cardiovasculares (hipertensión arterial, arritmia, infarto, etc.) y cerebro-vasculares (derrame o infarto cerebral, deterioro intelectual, etc.). Además, existirá más riesgo de sufrir accidentes de tráfico relacionados con la somnolencia y el cansancio.
Los aparatos disponen de un contador horario que registra el uso efectivo de la máquina por parte del paciente y permite valorar si su cumplimiento de la terapia es el correcto. En los casos de intolerancia, a pesar de haberse corregido todos los posibles problemas surgidos durante la fase de adaptación y si persiste el bajo cumplimiento, habrá que valorar otras alternativas.


Como verás, la apnea del sueño no es ninguna tontería.
Ante la menor sospecha ...¡Consulta a tu enfermera!
¡Felices sueños!







jueves, 21 de abril de 2016

La tuberculosis...¡vuelve!


Por Rosa Sánchez González



Hoy vamos a hablar de la segunda enfermedad con mayor número de afectados después del SIDA, la Tuberculosis. La historia de la tuberculosis (TB) es un tema apasionante. En Europa se convirtió en un problema grave en el momento en que el hacinamiento en los medios urbanos asociado con la Revolución Industrial generó circunstancias epidemiológicas que favorecieron su propagación. En los siglos XVII y XVIII la TB fue responsable de una cuarta parte de todas las muertes en adultos que se produjeron en el continente europeo (la palabra tuberculosis ha sido uno de los grandes "tabúes" en la historia de la cultura occidental).
Fue Robert Koch, en 1882, al utilizar una nueva técnica de tinción, el primero que por fin pudo ver al "enemigo oculto". El siguiente enlace cuenta sucintamente la historia de Koch y el descubrimiento de su famoso “bacilo”: https://www.youtube.com/watch?v=J4QtI4KLbaE 


En el año 1895 Wilhelm Konrad von Rontgen descubre la radiación que lleva su nombre (los Rayos X), con lo que la evolución de la enfermedad podía ser observada.
Con el conocimiento del agente causante y el mecanismo de transmisión proliferó la aparición de los famosos sanatorios, con los que se buscaba, por un lado, aislar a los enfermos de la población general interrumpiendo la cadena de transmisión de la enfermedad, y por otro, ayudar al proceso de curación con la buena alimentación y el reposo.

Pero no es hasta la época de la II Guerra Mundial, con la demostración de la eficacia de ciertos antibióticos, como la estreptomicina, cuando el curso de la enfermedad pudo ser cambiado. En el año 1952 tiene lugar el desarrollo de la isoniacida, un agente mucho más eficaz que hace que la tuberculosis se convierta en una enfermedad curable en la mayoría de los casos. Finalmente la llegada de la rifampicina, en la década de los 60, hizo que los regímenes terapéuticos se acortaran de una forma significativa.

   

La vuelta de la TB

Gracias a estos fármacos se produjo un descenso progresivo de casos hasta mediados de los 80, en los que la irrupción del SIDA, la inmigración desde países en los que la enfermedad es muy prevalente, la formación de bolsas de pobreza y situaciones de hacinamiento, el impacto en los adictos a drogas por vía inyectable, junto con la escasez de recursos sanitarios, han hecho de la TB un problema creciente, con la adquisición y propagación epidémica de nuevos casos.
Parece que el futuro pasa por el desarrollo de nuevos fármacos, pero sobre todo, y principalmente, por aumentar fondos para programas de control como se comentará más adelante.


Tuberculosis por cada 100.000 habitantes (2007)
                                         

Actualmente la TB causa más muertes que cualquier otro agente infeccioso. Las defunciones por tuberculosis representan el 25 por ciento de todo la mortalidad evitable en los países en desarrollo, donde se registra el 95 por ciento de los casos y el 98 por ciento de los fallecimientos causados por esta enfermedad. En consecuencia, en pleno siglo XXI, nos encontramos con una situación mucho más grave que la que existía a mediados de los años cincuenta.
En un mundo en el que los movimientos de población son cada vez más frecuentes rápidos y masivos, debemos ser conscientes de que lo que ocurra en cualquier parte del planeta repercutirá en nuestro entorno. Esto hace de la tuberculosis un tema prioritario también para el mundo occidental.

Pero ¿qué es la TB?

Mycobacterium tuberculosis

La tuberculosis (abreviada TBC o TB), llamada antiguamente tisis, es una infección bacteriana contagiosa que compromete principalmente a los pulmones, pero puede propagarse a otros órganos. La especie de bacteria más importante y representativa causante de tuberculosis es Mycobacterium tuberculosis, M. tuberculosis, o bacilo de Koch.


Aunque la tuberculosis es una enfermedad predominantemente de los pulmones, puede afectar también el sistema nervioso central, el sistema linfático, el sistema circulatorio, el sistema genitourinario, el aparato digestivo, los huesos, las articulaciones e incluso la piel.

Lo más básico: Infección, Síntomas, Diagnóstico y Tratamiento

La tuberculosis se contagia por vía aérea, cuando las personas infectadas tosen, estornudan o escupen. Además, un número creciente de personas del mundo contraen la tuberculosis debido a que su sistema inmunitario se ve comprometido por medicamentos inmunosupresores, abuso de drogas o el SIDA.

Los síntomas clásicos de la tuberculosis son una tos crónica, con esputo sanguinolento (la “hemoptisis”), fiebre, sudores nocturnos y pérdida de peso. La infección de otros órganos causa una amplia variedad de síntomas. 
El diagnóstico se basa en radiografías torácicas, una prueba de la tuberculina cutánea (el “mantoux”) y análisis de sangre, así como un examen al microscopio y un cultivo microbiológico de los fluidos corporales como las expectoraciones. 
El tratamiento de la tuberculosis es complicado y requiere largos periodos de exposición con varios antibióticos. Los familiares del enfermo, si es necesario, también son analizados y tratados. Durante los últimos años, la tuberculosis ha presentado una creciente resistencia a los múltiples antibióticos y para ello se ha optado, como medida de prevención, por campañas de vacunación, generalmente con la vacuna Bacillus Calmette-Guérin (BCG).

Factores de riesgo

A cualquiera le puede dar TB, pero las personas con alto riesgo generalmente pertenecen a estas dos categorías:
1. Personas infectadas recientemente por las bacterias de la tuberculosis.
2. Personas con afecciones que debilitan el sistema inmunitario.


Una persona tiene un riesgo más alto de infectarse por las bacterias de la TB en los siguientes casos:
Si ha estado con una persona que tiene la enfermedad de tuberculosis.
Si es originario de un país donde la TB es muy común o lo ha visitado.
Si vive o trabaja en lugares donde la tuberculosis es más común, como un refugio para desamparados, una prisión o cárcel o establecimientos de cuidados a largo plazo.
¡Precaución al toser!
Si es un trabajador de atención médica que atiende a clientes o pacientes con un alto riesgo de la enfermedad de tuberculosis.
Y tiene más probabilidades de presentar la enfermedad, una vez infectado, en los siguientes casos:
Si se tiene infección por VIH (SIDA).
Si es un niño menor de 5 años.
Se infectó con la bacteria de tuberculosis en los últimos dos años.
Tiene otros problemas de salud que dificultan que su cuerpo combata la enfermedad.
Fuma cigarrillos o abusa del alcohol o las drogas.
No le trataron adecuadamente la infección de TB latente o la enfermedad de TB en el pasado.

Más detalles sobre las pruebas y el diagnóstico de la TB.

Existen dos tipos de pruebas que se pueden utilizar para ayudar a identificar la infección de tuberculosis: la prueba cutánea de la tuberculina (TST, por sus siglas en inglés) y los análisis de sangre. 
                                                      -Prueba cutánea de la tuberculina o de Mantoux
Esta prueba se realiza en los Centros de Salud por el personal de Enfermería. Consiste en inyectar una pequeña cantidad de líquido (llamado tuberculina) en la piel de la parte inferior del brazo. La persona a la que se le practicó la prueba debe volver a su centro de salud entre las 48 y 72 horas siguientes para que el personal de enfermería revise la reacción en el brazo.

-Pruebas de sangre para detectar la tuberculosis
Estas pruebas miden la reacción del sistema inmunitario a las bacterias que causan la tuberculosis. Solo es preciso acudir una vez para que le tomen una muestra de sangre para el estudio. Los resultados de estas pruebas por lo general están disponibles en un periodo de 24 a 48 horas.

Un resultado positivo a una prueba cutánea de la tuberculosis o a una prueba de sangre solo indica que la persona está infectada por las bacterias de la tuberculosis. No indica si la persona tiene infección de tuberculosis latente (ITBL) o si ya ha aparecido la enfermedad de tuberculosis. Para determinar si la persona ha enfermado de tuberculosis, es necesario hacer otras pruebas, como una radiografía de tórax o un cultivo de esputo.

En resumen, las personas que se cree que están enfermas de tuberculosis deben ser remitidas a un centro médico para un correcto diagnóstico, incluyendo:
Antecedentes médicos,
Examen físico,
Prueba para detectar infección (prueba cutánea de la tuberculina o prueba especial de sangre),
Radiografía de tórax (rayos X) y
Estudios de laboratorio correspondientes

Pongamos fin a la TB…!

Recientemente, la OMS ha lanzado su Estrategia Fin a la TB, que tiene como objetivo poner fin a la epidemia mundial de tuberculosis reduciendo el número de muertes en un 95% y la tasa de incidencia en un 90% entre 2015 y 2035 y consiguiendo que ninguna familia tengan que hacer frente a gastos catastróficos debido a la tuberculosis. 
La Estrategia fue adoptada por la Asamblea Mundial de la Salud en mayo de 2014, instando a los Estados Miembros a que la adapten y la pongan en práctica, aportando la financiación necesaria y un compromiso de alto nivel. 
Se pone especial atención en el servicio a las poblaciones más vulnerables a la infección y con mal acceso a la atención sanitaria, como los emigrantes.

La estrategia y la resolución destacan la necesidad de implicar a los asociados de diferentes sectores, además del sector de la salud, tales como los de la protección social, el trabajo, la inmigración y la justicia. También hace hincapié en la importancia de afrontar el problema de la tuberculosis multirresistente y al fomento de la colaboración internacional.
La OMS supervisará la aplicación de esta estrategia y evaluará los progresos realizados hacia la consecución de los hitos establecidos y las metas fijadas para 2035.



Y recuerda, estáte atento a los síntomas y ante cualquier indicio, acude a tu Centro de Salud…
¡¡ Cuidado con el “bacilo” !!


jueves, 7 de abril de 2016

Donaciones de sangre: compartiendo vida


Por Ángel Palacios Álvarez

Las cifras de donaciones de sangre en nuestro país están en descenso desde hace unos años. Los expertos creen que las principales causas son la falta de tiempo de los donantes por nuestro intenso ritmo de vida y cierta desinformación entre la población sobre la importancia de este proceso. 

Es en el tema de la información sobre la donación de sangre donde la enfermera de Atención Primaria puede aportar su granito de arena, explicando a los pacientes su importancia y respondiendo a muchas otras dudas. ¿Para qué sirve la donación de sangre? ¿Es dolorosa la donación? ¿Puede donar todo el mundo? ¿Cómo puedo saber si necesitan mi sangre? ¿Cada cuanto tiempo puedo donar?

Esta semana utilizaremos este espacio para intentar dar respuesta a estas y otras preguntas de manera sencilla, mientras contamos algunos datos interesantes sobre la donación de sangre. ¡Esperamos que os guste!


La donación de sangre: un acto voluntario y altruista


La sangre es un producto fundamental para el mantenimiento de la vida de los pacientes en estado crítico, que necesiten una transfusión de sangre urgente, y en pacientes crónicos que la necesitan con regularidad debido a una enfermedad. 

Por otra parte, la sangre no se puede fabricar de manera artificial. Por eso es necesario que existan los donantes de sangre. 

Además, la sangre no se puede conservar durante mucho tiempo por lo que es necesario que las donaciones sean abundantes y constantes en el tiempo. Es necesario cubrir las necesidades diarias de sangre ya que la vida de los pacientes depende de ella.


El acto de donar sangre es un acto de humanidad. Es un acto voluntario que debe ser altruista ya que no se paga nada al donante. Así la OMS recomienda a todos los países que la donación de sangre sea una acto voluntario, responsable y altruista.


¿Quién puede donar sangre?


Antes de acercarte a un centro de donación comprueba que cumples con los requisitos necesarios para donar sangre:
  • Pesar más de 50 kilos.
  • Tener entre 18 y 65 años. Aquellas personas que han sido donantes durante mucho tiempo y que llegan a los 65 años pueden seguir donando sangre hasta los 70 si se lo permite su médico de Atención Primaria, a través del informe correspondiente.
  • No tener ni haber tenido enfermedades transmisibles por vía sanguínea.
  • No estar en ayunas. Además, Se ruega no fumar una hora antes de la donación.
  • No haber donado en los 2 últimos meses.
  • Aportar el DNI, pasaporte o tarjeta de residencia.

Además, recuerda que las mujeres pueden donar sangre hasta 3 veces al año y los hombres 4 veces.

Antes de la donación se realizará un pequeño reconocimiento médico que incluye la toma de tensión arterial, pulso, determinación de nivel de hemoglobina y un cuestionario con preguntas de salud. También, el donante deberá firmar un consentimiento informado que explica la donación y las cuestiones legales relacionadas. 

Se puede donar mientras se está tomando la mayoría de los medicamentos y tras haber sufrido algunas enfermedades y cirugías. En cualquier caso esa información te será aclarada en el momento de la entrevista médica.


Aquí os facilitamos un enlace que puede resolver algunas dudas más concretas sobre si puedes o no donar: Donantes de la Cruz Roja.

Si aún así tienes dudas sobre si puedes o no donar pregunta a tu enfermera o a tu médico que valorarán tu situación personal.


¿Es seguro ser donante? ¿Duele la donación?


Donar sangre es un acto muy seguro para el donante ya que todo el material que se utiliza para la donación es estéril y de un solo uso, por lo que es imposible la transmisión de enfermedades de un donante a otro durante el proceso de donación.

Además, las nuevas técnicas y material que se utiliza permiten que la donación sea más rápida y casi indolora para el donante. El personal que atiende en las unidades de donación está altamente cualificado y presentan atención constante a los donantes para evitar cualquier problema. El reconocimiento médico previo asegura que el donante es apto para la donación y que esta no supondrá ningún riesgo.

Tras la donación, la sangre es analizada y si se descubre algún problema en ella se informa inmediatamente al donante sobre los hallazgos de manera confidencial e inmediata.

Además, después de la donación te ofrecerán un refrigerio para reponer fuerzas y podrás conocer tu tensión arterial, tu pulso, tu nivel de hemoglobina y tu grupo sanguíneo, si no lo conocías. 


¿Qué problemas puede tener el donante?


Tras la donación la mayoría de los donantes se encuentran perfectamente y pueden realizar sus actividades cotidianas con tranquilidad. A pesar de ello se recomienda estar en reposo un cuarto de hora tras la donación para evitar mareos. 

Durante el día de la donación se debe beber mucho líquido y evitar la realización de deportes o actividades intensas, y evitar también ambientes muy calurosos. Se recomienda evitar fumar y beber alcohol hasta 2 horas después de la donación. 

En algunos donantes se puede dar un episodio leve de mareo o reacción vasovagal que suele aparecer más a menudo en la primera donación. Suele ser un mareo con bajada de tensión que se pasa rápidamente tras tumbar a la persona y levantar sus piernas. Se puede prevenir tomando mucho líquido antes de la donación y durante el día de la misma.


Una donación salva tres vidas


Tras la donación, la sangre se procesa en las 24 horas siguientes a través de una práctica llamada fraccionamiento. 

El fraccionamiento consiste en separar los tres componentes principales de la sangre, es decir, concentrado de hematíes, plasma y plaquetas. 

Cada una de estos componentes va destinado a un paciente distinto, por esto se puede decir que con una sola donación podemos ayudar a tres personas diferentes.


Tratamiento, análisis y almacenaje de la sangre


Los diferentes productos resultantes del fraccionado tiene distintos usos:
  • Concentrados de hematíes: Se encargan del transporte del oxígeno en la sangre y se utilizan para tratar la anemia aguda secundaria a pérdida de sangre tras cirugía o traumatismos y la anemia crónica. Se almacena a 4ºC hasta 42 días.
  • Plasma: Es la parte liquida de la sangre y contiene los factores de la coagulación. Se utiliza para corregir problemas de sangrado debido a defectos de la coagulación. También se utiliza por la industria farmacéutica para la elaboración de vacunas y algunos medicamentos. Se almacena hasta 2 años congelado.
  • Plaquetas: Son corpúsculos celulares pequeñas que inician el proceso de coagulación. Se utilizan sobre todo en pacientes con cáncer y trasplantes de órganos. Se almacena a 22ºC durante 7 días.

Tras el fraccionado se analiza la sangre para identificar el grupo sanguíneo, Rh, y detectar enfermedades infecciosas como VIH, Hepatitis B y C, sífilis, mal de Chagas o paludismo.

Estos análisis no tienen la posibilidad de detectar las infecciones contraídas recientemente, por encontrarse en el periodo ventana de la enfermedad. Por esto, los donantes que piensen que pueden haberse contagiado recientemente deben advertirlo durante el reconocimiento médico previo a la donación o durante la entrevista. 

La sangre que no cumple los requisitos mínimos se descarta. La sangre que se trasfunde a los pacientes cumple con las máximas garantías de calidad posibles en la actualidad.


Niveles de reserva de sangre


Cada Comunidad Autónoma tiene unas reservas de sangre para poder cubrir las necesidades de sangre en caso de urgencia durante unos días. En las páginas web de la Consejería de Salud de cada Comunidad existe un aviso de las necesidades de sangre de la semana en curso, explicando de que grupos sanguíneos hay más demanda en cada momento.  

Como ejemplo, aquí tenéis un enlace a las necesidades de sangre actuales de la Comunidad de Madrid: Niveles de Reserva de Sangre en Madrid.

Además, la Cruz Roja tiene en su web un buscador de puntos de donación cercanos en el que te informa de las demandas de sangre en cada momento. Donaciones de Cruz Roja.


Tu sangre salva vidas a diario


Todos los hospitales tienen una reserva de sangre según el número de pacientes que atiende. Para que todos los pacientes que necesitan esta sangre puedan recibirla es necesario alrededor de 1000 donaciones diarias. Por eso tu donación es imprescindible. Con ella ayudas a la curación de muchas personas. 

Cada vez que donas, tres personas se benefician de tu donación. Recuerda que tu donación es necesaria durante todos los días a lo largo de todo el año. Puedes donar cada 2 meses, con un máximo de 4 donaciones al año los hombres y 3 donaciones las mujeres. 

Recuerda que en los periodos vacacionales se reduce considerablemente el número de donaciones aunque se necesitan las mismas transfusiones en los hospitales. Por ello procura donar antes de los periodos vacacionales o durante tus vacaciones si te es posible.

Si tienes más dudas sobre este tema no dudes en acudir a tu enfermera de Atención Primaria quién te responderá a todas tus preguntas y valorará si puedes o no ser donante de sangre.

Y no lo dudes más, ¡DONA!