jueves, 24 de noviembre de 2016

Testigos involuntarios



Por Olga Álvarez Montes

La muerte hace unos días de Rosa, la anciana de 81 años residente en Reus , en un incendio provocado por una vela al carecer la vivienda de electricidad por impago, ha causado una gran conmoción social y ha sacado a relucir la triste situación en la que se encuentran muchas familias como consecuencia de la crisis en nuestro país.
Y es que, detrás de esta historia, se esconden cientos de historias similares, historias de pobreza y fragilidad social que acontecen más cerca de lo que creemos, algunas de ellas ocultas por la vergüenza y fruto de políticas restrictivas cada vez más alejadas de la realidad social.

Pobreza energética 


Según el estudio  sobre pobreza y desigualdad energética que lleva a cabo la Asociación de Ciencias Ambientales cada dos años, una de cada tres familias en paro sufre pobreza energética, y alrededor de 1,8 millones de familias viven a oscuras. Según este estudio se producen unas 7000 muertes prematuras al año relacionadas con incendios y enfermedades cardio-respiratorias.

A su vez, los gastos de luz y gas en los hogares han aumentado un 42%, y España es el cuarto país de la Unión Europea con más hogares incapaces de mantener una temperatura adecuada, siendo las comunidades más afectadas  Murcia, Extremadura, Andalucía, Castilla-la Mancha y Cataluña.



Como enfermeros de familia y comunitaria, somos testigos involuntarios de esta y otras terribles situaciones en nuestro trabajo diario, ya sea cuando acudimos a los domicilios, donde se observan muchas carencias de todo tipo, desde la escasez de luz, la ausencia de calefacción, los problemas asociados a la soledad e inacapacidad funcional de muchos ancianos que ven cómo se han recortado escandalosamente las ayudas a la dependencia etc.... o también en nuestras consultas, donde observamos con frecuencia  la imposibilidad de llevar a cabo una alimentación adecuada y saludable porque comer bien es caro o no se puede evitar el sedentarismo porque, simplemente, apenas existen ascensores en el barrio.

Y es que, las enfermeras de atención primaria, como ya hemos comentado otras veces,somos la bisagra entre lo social y lo sanitario,  y forma parte de nuestro trabajo no sólo la labor asistencial propiamente dicha, sino la atención integral al individuo y su entorno, detectando los riesgos que puedan afectar a la salud de los ciudadanos y llevando a cabo las gestiones necesarias en colaboración con los trabajadores sociales y otros profesionales para mejorar en lo posible la calidad de vida de la población.

Desigualdades en salud


Las desigualdades sociales en salud son las diferencias injustas que se observan entre las personas en función de su clase social, género, o etnia, lo que repercute en un peor estado de salud en los colectivos socialmente menos favorecidos.

Las tres cuartas partes de la humanidad (¡4.500 millones de seres humanos!) no disponen de la opción de elegir libremente factores fundamentales para su salud, como una alimentación adecuada, vivir en un ambiente saludable o tener un trabajo digno.

La Comisión de Determinantes Sociales de la Salud, creada por la OMS en 2005, nos dice en su informe del 2008 que la desigualdad en salud es la principal “enfermedad” que asola nuestro planeta.
Dicha comisión recalcó que "la injusticia social está acabando con la vida de muchísimas personas"
Pobreza y enfermedad van de la mano y forman un círculo vicioso muy difícil de romper.




Además, estas desigualdades han aumentado a lo largo de los años. Estudios realizados en varios países -incluido el nuestro-, señalan también la existencia de este tipo de desigualdades
.
 La Comisión para Reducir las Desigualdades Sociales en Salud en España señaló que las causas de las desigualdades en salud están influidas también por otros factores relacionados con las condiciones de vida y trabajo, como son el contexto socioeconómico y político de un país, las condiciones del empleo y trabajo (situación laboral y precariedad), la carga de trabajo no remunerado del hogar, el nivel de ingresos, la calidad de la vivienda, y el barrio. Finalmente, los servicios sanitarios pueden tener un efecto en la desigualdad, sobre todo si su acceso, utilización y calidad son menores para los grupos sociales menos favorecidos, como es el caso de los inmigrantes irregulares.




Teniendo en cuenta esto, para reducir las desigualdades en salud, es necesario poner en marcha políticas públicas para mejorar las condiciones de vida y trabajo de las personas.
La reducción de estas desigualdades en salud debería constituir una prioridad en la agenda política de los gobiernos y administraciones públicas, pero quizá hay demasiados intereses creados y poca voluntad política al respecto.
Como individuos, no podemos mirar hacia otro lado, la salud es un derecho, no un privilegio.

La enfermera de atención primaria frente a la desigualdad


Entre las funciones que se atribuyen a las enfermeras de atención primaria se encuentran estas dos fundamentales:

1.-La Enfermera Familiar y Comunitaria debe adquirir un especial compromiso con los sectores sociales más desfavorecidos por razones de clase social, género, etnia, edad, discapacidad, enfermedad, etc. con el objetivo de mantener un principio de equidad en el acceso a sus cuidados. Para ello planifica, dirige e implementa en su actividad cotidiana programas de salud específicos dirigidos a cubrir las necesidades de estos y otros grupos en riesgo.




2.-La Enfermera Familiar y Comunitaria debe cooperar y participar activamente con las organizaciones y redes comunitarias, organizaciones no gubernamentales, asociaciones de ayuda mutua y demás instituciones públicas o privadas que tienen por objetivo mejorar la salud del conjunto de las personas.

Esa es y debe ser nuesta función más importante, ser esos testigos involuntarios, enfermos de lo socialmente inmoral, que exijan a nuestros dirigentes acciones políticas que mejoren la situación de las personas más vulnerables y en riesgo de exclusión.

jueves, 3 de noviembre de 2016

Una mirada antropológica para la enfermería


Por Ángel Palacios Álvarez

Aunque la enfermería y la antropología son dos disciplinas muy diferentes, existe una estrecha conexión entre ellas. Dicha relación se ve clara cuando comprendemos que la enfermera debe atender al paciente teniendo en cuenta los parámetros de la cultura, la sociedad, las costumbres y las creencias, para lo cual necesita una visión antropológica de la persona y el entorno en el que vive. 


En este artículo intentaremos explicar brevemente el concepto y la aplicación de la antropología a la actividad sanitaria, haciendo hincapié en la necesidad de aplicar una mirada antropológica a nuestra labor. Esperamos que os resulte interesante.


Abordaje holístico del paciente


Como todos sabemos, la enfermedad no debería abordarse desde una perspectiva puramente biomédica. Los pacientes deben ser tratados desde una perspectiva holística, teniendo en cuenta todos los elementos que afectan a la persona en su proceso de salud-enfermedad. Se deben tratar con especial cuidado aspectos como sus valores, la espiritualidad, las creencias, los determinantes sociales asociados, la diversidad cultural o la experiencia personal. 

En Atención Primaria esta atención global al paciente es especialmente apreciable, ya que tratamos principalmente con pacientes con enfermedad crónica, dolor crónico y en cuidados paliativos, siendo fundamental un entendimiento adecuado entre el paciente y el profesional sanitario, y una toma de conciencia de los aspectos biológicos y no biológicos que rodean a la persona para un buen abordaje de su situación.

Así, para poder conseguir una correcta atención y una adecuada comunicación debemos abrir la mente y los sentidos. Debemos observar más allá de los elementos que la biomedicina está acostumbrada a valorar. Debemos escuchar al paciente y tener en cuenta el contexto sociocultural y su experiencia vital, para así poder reflexionar sobre sus necesidades en salud de una manera más global. 

Es necesario conseguir un acercamiento importante entre "lo que el paciente cree que necesita y lo que el profesional cree que el paciente necesita". Esto lo conseguiremos aplicando una mirada antropológica.


La antropología, y más en concreto la Antropología de la Salud y la Enfermedad, proporciona un marco holístico al observador que ofrece la posibilidad de abordar la enfermedad desde el relativismo cultural, a la vez que permite un mejor entendimiento con el paciente (y de su experiencia), teniendo en cuenta los aspectos que influyen en su sufrimiento más allá de lo puramente físico.


¿Qué entendemos por antropología?


La antropología es la disciplina de las Ciencias Sociales que se encarga de estudiar la realidad del ser humano desde un enfoque holístico, estudiando al hombre en los contextos culturales y sociales a los que pertenece, y al mismo tiempo como producto de estos. También, analiza el origen y el desarrollo de la especie humana como especie social, y los cambios de su conducta a través del tiempo.

Para ello, estudia la cultura compartida por los diferentes miembros del grupo social, interpretando los elementos sobre los cuales los miembros de una sociedad construyen significados para las acciones e interacciones sociales, las instituciones y sus modelos operativos. Así, la cultura incluye valores, símbolos, normas y prácticas.

La antropología nos ayuda a entender que la cultura es aprendida, compartida y estandarizada (reproducida). La cultura nos ofrece una visión del mundo y de su organización, como actuar en él, para que todo tenga sentido.


Etnocentrismo y relativismo cultural


La perspectiva antropológica requiere que al encontrarnos con culturas diferentes (o con visiones distintas del mundo) no hagamos juicios de valor con base a los parámetros de nuestro propio sistema cultural (etnocentrismo) y pasemos a percibir a las otras culturas según sus propios valores e ideas, a través de los que expresan una visión del mundo propia que define sus prácticas, conocimientos y actitudes (relativismo). Definamos un poco más estos conceptos:

  • Etnocentrismo: actitud a través de la cual se analiza el mundo de acuerdo con los parámetros de la cultura propia. Suele implicar la creencia de que el grupo étnico propio es el más importante o superior en ciertos aspectos culturales o sociales. Se juzga a otros grupos en relación a la propia cultura, la lengua, las costumbres, la religión o las creencias. Es un sesgo cognitivo bien descrito en psicología social.
  • Relativismo cultural: procedimiento de apertura mental que permite comprender los comportamientos e ideas de los otros, sin jerarquizarlos o juzgarlos, pero solamente y sobre todo, reconociéndolos como diferentes.


Relacionando enfermería y antropología


El antropólogo Eric Wolf definió la antropología como "la más humanística de las ciencias y la más científica de las humanidades". Con esto coloca a la antropología en un puesto de enlace entre el mundo de las llamadas ciencias naturales y las ciencias sociales.


Así, en relación a la salud, la antropología nos ayuda a entender la experiencia de enfermar o mantener la salud, definiéndola como una experiencia subjetiva y relacional, mediada por el fenómeno de la cultura.


Antropología y el concepto de Salud


Los conceptos de salud y enfermedad son construcciones culturales que tienen todas las sociedades. La sociedad occidental, a través de la OMS está haciendo un esfuerzo institucional muy importante por definir la salud de la manera más abierta posible. Pero aun así, nuestros conceptos están muy condicionados por el método científico que no deja de ser un constructo de nuestra cultura.

Según la antropología, la cuestión de la salud y la enfermedad está contenida en la visión del mundo del individuo. La enfermedad y las preocupaciones con la salud son universales en la vida humana, presentes en todas las sociedades. 

Cada grupo se organiza colectívamente a través de medios materiales, pensamiento y elementos culturales para comprender y desarrollar técnicas en respuesta a las experiencias o episodios de enfermedad y desgracias individuales o colectivas, generando los diferentes sistemas de atención a la salud.

Nuestro trabajo mediado por la ciencia queda lejos de aplicar un método de trabajo holístico ya que la biomedicina nos orienta constantemente hacia el cuerpo y su fisiología. ¿Cuántos de nosotros aplicamos un método de trabajo holístico?


Antropología de la salud y la enfermedad


La antropología de la salud es una subdisciplina de la antropología que, aplicando teorías y modelos antropológicos, se encarga del estudio del modo en que las personas de las diferentes culturas entienden y viven el proceso de salud-enfermedad-atención, relacionando esta experiencia de salud con las ciencias sociales, clínicas, epidemiológicas, sociológicas, demográficas e históricas. 

Así, mediante la investigación empírica los antropólogos generan un corpus teórico sobre los procesos sociales y las representaciones culturales de la salud, la enfermedad y la atención prestada.


Objetivo de la Antropología de la salud


El objetivo de la antropología de la enfermedad es satisfacer las demandas humanitarias y científicas del campo de la medicina mediante la búsqueda del origen social del las enfermedades.

La antropología de la salud nos ayuda a comprender que el proceso salud-enfermedad-atención se desarrolla siempre en un contexto cultural particular y aislarlo implica desconocer las posibles causas que condicionan la etiología médica y la posibilidad de éxito del tratamiento y por supuesto de la prevención. 

Las nociones y comportamientos asociados a los procesos de salud y enfermedad están integrados a la cultura de los grupos sociales en los que ocurren estos procesos. Los sistemas médicos de atención a la salud, así como las respuestas dadas a la enfermedad, son sistemas culturales que están en consonancia con los grupos y las realidades sociales que los producen.


Haciendo coincidir puntos de vista


Es importante poder hacer coincidir los puntos de vista enfrentados (la visión objetiva científica del profesional de la salud y la subjetiva-experiencial del paciente). 


Se parte de la base, muchas veces obvia, de que los paradigmas de enfermedad que manejan los pacientes son diferentes que los manejados por los médicos y enfermeras. La antropología de la salud facilita el acercamiento de ambos paradigmas para conseguir un tratamiento más acertado y eficaz. Así el antropólogo tendrá como tarea la comparación de los modelos explicativos del proceso de salud-enfermedad-atención bajo todos los puntos de vista posibles para así analizar si los encuentros clínicos son adecuados, y ofreciendo la información necesaria tras su trabajo para mejorar dichos encuentros.


El acercamiento antropológico en el proceso Salud-Enfermedad-Atención


Bajo nuestra perspectiva holística, Sr. Moreno,
no solo trataremos sus síntomas sino
que también trataremos a su perro.
Por todo esto, la antropología de la salud y la enfermedad puede ayudar a las enfermeras de Atención Primaria a aplicar una "mirada antropológica" a nuestro trabajo diario. 

Dicha mirada antropológica nos permitirá entender la situación del paciente desde todas las perspectivas posibles, valorar sus necesidades en relación a sus creencias, valores y experiencia vital, y encontrar el mayor acercamiento entre lo que el paciente cree necesitar y lo que nosotros podemos ofrecer.



¡Pon en marcha tu mirada antropológica!