viernes, 27 de mayo de 2016

Tabaco de liar, ¡que no te líen!



Por Ángel Palacios Álvarez

Con frecuencia, al preguntar a nuestros pacientes sobre sus hábitos tóxicos en la consulta de enfermería de Atención Primaria, estos minimizan la importancia de su consumo de tabaco ya que fuman tabaco de liar en lugar de cigarrillos convencionales. En muchos casos, descubrimos que los pacientes piensan que fumar tabaco de liar es menos perjudicial para su organismo y que su adicción a la nicotina es menor. Al escuchar este argumento nos damos cuenta de que existen muchos mitos sobre las bondades del tabaco de liar que investigaciones recientes desmienten por completo.

Dado que el próximo 31 de mayo se celebra el Día Mundial Sin Humo, esta semana dedicamos este espacio a explicar brevemente que diferencias existen entre consumir tabaco de liar y tabaco convencional, y lo perjudicial para la salud de ambas modalidades de consumo. Esperamos que os resulte interesante.


Tabaco ¡no, gracias!


Con este artículo no queremos dar la idea de que fumar una modalidad u otra de tabaco es más o menos dañino para la salud. Fumar es una práctica muy negativa para la salud de las personas, que genera enfermedades respiratorias, enfermedades cardiovaculares y cáncer, disminuye considerablemente la calidad de vida y supone un enorme gasto sanitario para todos. 

Cada año, la OMS y los países asociados celebran el Día Mundial Sin Tabaco para recordar los riesgos sanitarios asociados al consumo de tabaco y exigir políticas eficaces que contribuyan a reducir dicho consumo en el mundo. Si usted fuma le aconsejamos que acuda a su centro de salud donde estudiaremos su caso de manera personalizada y le ayudaremos a dejar el hábito de la manera más adecuada y cómoda. 


Una moda más económica


En los últimos años, especialmente desde el comienzo de la actual crisis económica, se ha constatado un considerable aumento del consumo de tabaco de liar en nuestro país y en el resto de Europa. En España, el consumo de tabaco de liar ha aumentado en un tercio, y en  Gran Bretaña, por ejemplo, el consumo se ha doblado en la última década. 


Según los expertos, esta tendencia viene dada principalmente por los astronómicos precios del tabaco, debido a los elevados impuestos con que se grava este producto, unido a la falsa creencia de que fumar tabaco de liar es menos perjudicial para la salud. El hecho de que sea más económico facilita, por una parte, el inicio en el consumo de los menores, y por otra, permite seguir fumando a las personas que, por motivos económicos, hubieran pensando dejar el tabaco.

Esta modalidad de consumo no es más que una estrategia de venta de la industria del tabaco que intenta no perder mercado entre las personas con menos recursos al ofrecer un producto más barato, poniéndolo a su vez a disposición de los que se inician en el consumo. Además, muchos de los fumadores de tabaco de liar prefieren este tabaco simplemente por el ritual que supone su preparación.


El falso mito del tabaco de liar


Otro de los motivos por los que muchos fumadores se ha pasado al tabaco de liar tiene que ver con la creencia de que esta modalidad de consumo conlleva menos riesgo para la salud o que es menos perjudicial que el tabaco convencional. Piensan que el tabaco de liar contiene menos aditivos o que incluso les generará menos adicción. Estas creencias son más frecuentes entre los jóvenes, quienes son los mayores consumidores de este tabaco en la actualidad. 

Pero la realidad es otra.

Según la Sociedad Española de Neumonía y Cirugía Torácica (SEPAR) las personas que fuman  tabaco de liar presentan una mayor concentración de monóxido de carbono (CO) en su aire espirado que los fumadores de tabaco manufacturado (27,9 frente a 21,48 partículas por millón de unidades), dato que resulta más grave al saber que los primeros consumen menos cigarrillos al día. Según los últimos estudios de esta sociedad, esto se debe a que al fumar tabaco de liar se quema más papel en cada calada. A pesar de fumar menos, estos consumidores tienden a dar más caladas y más profundas, es decir, que éstas sean más largas en cuanto a tiempo, tal vez, para compensar ese menor consumo. 

Además, algunos estudios comparativos han encontrado mayores concentraciones de nicotina, alquitrán y monóxido de carbono en el consumo de tabaco de liar. Este dato se incrementa en aquellas personas que no utilizan filtro en su tabaco de liar. El uso de filtro tiene poco efecto sobre la tasa de monóxido de carbono, aunque sí se reduce la cantidad de nicotina y alquitrán del cigarrillo.


Una modalidad de consumo igual de mortal


A pesar de que muchos piensen que fumar tabaco de liar es menos dañino, varios estudios han demostrado que esta modalidad de consumo no solo es igual de perjudicial para la salud sino que además dichos fumadores muestran un mayor riesgo de padecer cáncer de boca, faringe y laringe que los fumadores de cigarrillos convencionales.  

Esto se puede deber a que el humo del cigarrillo de liar alcanza mayor temperatura al entrar en la boca debido a los filtros más pequeños y al tipo de papel que se utiliza.

En relación al cáncer de pulmón y al daño al sistema cardiovascular ambas modalidades son igualmente perjudiciales.


Una mayor resistencia al abandono del tabaco


También se ha demostrado que los fumadores de tabaco de liar son menos propensos a dejar de fumar y realizan un menor número de intentos previos de abstinencia. Se cree que esto es debido a que estos fumadores piensan que al no ser tabaco manufacturado es menos dañino y más natural. Los últimos estudios indican que el 30 % de los fumadores de tabaco de liar cambiaron a este tipo de tabaco pensando que era más saludable. 

Según los cardiólogos, estos fumadores tienen mayor dependencia por la nicotina y una menor motivación para abandonar el hábito de fumar que los fumadores de cigarrillos manufacturados. 

Todas estos elementos aumentan la dificultad, ya de por sí inherente a la adicción a la nicotina, de realizar un intento de abandono del tabaco por parte de estos fumadores.


Una menor exigencia en el etiquetado


Aunque parezca increíble, según los últimos datos de la Sociedad Española de Neumonía y Cirugía Torácica (SEPAR),  sólo el 33 por ciento de las marcas de tabaco de liar indican los contenidos de nicotina y alquitrán en el paquete. Y parece ser que en relación al monóxido de carbono, el etiquetado no ofrece ninguna información. 

Esto se debe a que en el tabaco de liar la indicación de los contenidos de alquitrán, nicotina y monóxido de carbono no es obligatoria. 

Así, el etiquetado es muy pobre y deficiente, lo que no permite que el consumidor haga una compra con la información adecuada, y que piense, en algunos casos, que es un producto más natural que aquel que está correctamente etiquetado. 

Por último, el tabaco de liar, al igual que la mayor parte del tabaco comercializado, contiene aditivos que tienen varias funciones. Por una parte mejoran el sabor y el olor del tabaco, haciendo así el producto más deseable. Por otra, aumentan la porción de nicotina libre, lo que potencia el poder adictivo del tabaco. El peor filtrado de estos aditivos y de la nicotina y el alquitrán del tabaco de liar pueden crear una alta dependencia a la nicotina en estos consumidores.


En definitiva, el tabaco de liar... solo es menos dañino para tu bolsillo. 
¡Que no te líen!


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