El pie diabético y los trastornos que conlleva se han convertido en el principal motivo de hospitalización de las personas diabéticas en España, a pesar de ser la complicación de la diabetes que se puede prevenir con mayor facilidad. A la consulta de Atención Primaria llegan a diario personas con problemas en sus pies que podrían haber prevenido con un mínimo de información y ayuda. Por eso queremos dedicar el post de esta semana a revisar algunos datos de esta patología y ofrecer unos consejos que permitan a las personas con diabetes, y a sus cuidadores, tomar conciencia de lo importante que es cuidar adecuadamente los pies.
Las complicaciones de la diabetes
Las complicaciones crónicas de la diabetes aparecen cuando se mantienen durante años niveles de glucosa en sangre elevados por encima de la normalidad (hiperglucemias), dependiendo la gravedad de dichas complicaciones de la duración y la magnitud de dichas glucemias. Por el contrario, el control de la glucemia dentro unos niveles adecuados previene la aparición de complicaciones y ralentiza su progresión, permitiendo que las personas diabéticas no tengan porqué manifestar ningún trastorno durante la mayor parte de su vida.
Aunque las complicaciones crónicas pueden afectar tanto a personas con diabetes tipo 1 como con tipo 2, las personas con diabetes tipo 2 suelen descubrir que tienen diabetes cuando se manifiesta alguna de sus complicaciones crónicas. Esto se debe a que este tipo de diabetes se caracteriza por un largo periodo de hiperglucemias asintomáticas.
Las complicaciones crónicas principales de la diabetes son:
- aumento de la susceptibilidad a infecciones
- alteraciones cutáneas
- gastroparesia (incapacidad del estómago para vaciar sus contenidos sin que exista una obstrucción)
- aterosclerosis (enfermedad de las arterias causada por una acumulación de material graso en las paredes de los vasos sanguíneos, causando su deterioro, endurecimiento y reducción del flujo sanguíneo)
- daño cerebrovascular
- cardiopatía
- daño en los pequeños vasos sanguíneos
- daño en los nervios periféricos
- daño en la retina
- daño renal
- pie diabético
El pie diabético
El pie diabético se puede definir como la ulceración, infección o destrucción de los tejidos profundos en los pies de las personas con diabetes, asociado a alteraciones neurológicas y al daño de los vasos sanguíneos periféricos.
Su aparición es más frecuente en hombres y en personas mayores de 60 años. Es una patología con una prevalencia mayor en los países desarrollados. Se calcula que una persona con diabetes tiene un riesgo del 25% de padecer una lesión de este tipo a lo largo de su vida. Además, se estima que el 80% de las amputaciones que no son resultado de un traumatismo tienen como antecedente una úlcera diabética.
El pie diabético es consecuencia de la conjunción de varios trastornos provocados por las hiperglucemias mantenidas en el tiempo, como la neuropatía periférica y la enfermedad vascular, unidos a traumatismos en los pies, infecciones, calzado inadecuado o tabaquismo. Debido a la neuropatía periférica, la persona diabética tiene una sensibilidad periférica disminuida por lo que los traumatismos pueden pasar desapercibidos. También, puede provocar una atrofia muscular y deformidad del pie que favorece la aparición de las úlceras. Además, la piel de estas personas tiene reducida la transpiración y está más seca, lo que favorece la formación de fisuras cutáneas que facilitan las infecciones. Por otra parte, los trastornos vasculares retrasan la curación normal de las heridas.
Factores de riesgo para el desarrollo de úlceras del pie
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Factores locales
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Factores sistémicos
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Neuropatía
periférica
Deformidad
de los pies
Presión
anormal de los pies
Limitación
de la movilidad articular
Traumatismos
Callosidades
Calzado
inadecuado
Antecedentes
de úlceras
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Hiperglucemias
mantenidas
Diabetes de larga
duración
Enfermedad
vascular periférica
Edad avanzada
Tabaquismo
Enfermedad renal
crónica
Trastornos visuales
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Úlceras e infección en el pie diabético
Las úlceras suelen comenzar con una pequeña herida o traumatismo. Estas pequeñas lesiones superficiales normalmente pasan desapercibidas por lo que no se diagnostican ni se tratan adecuadamente, se hacen más profundas y ocasionan trastornos como abscesos, celulitis e incluso osteomielitis. Cuando la úlcera no se trata a tiempo puede llegar a gangrenarse y requerir la amputación del pie.
Los diabéticos son propensos a las infecciones del pie debido a la presencia de neuropatía e insuficiencia vascular. La úlcera es la puerta de entrada de la infección. En estos pacientes los signos de infección son menos evidentes que en otras personas con heridas debido a la isquemia y a la neuropatía, los signos sistémicos son menos evidentes, y el dolor está disminuido. Las infecciones del pie diabético se clasifican en tres grupos: infección sin riesgo de amputación, con riesgo de amputación y con riesgo para la vida.
La evaluación de las heridas determina que tratamiento se aplicará a cada caso y su duración. Utilizando la clasificación de Wagner se podrían evaluar las úlceras como:
- Grado 0: no se evidencia lesión ulcerosa en un pie de alto riesgo (con deformidad, callosidad,...)
- Grado 1: úlcera superficial que solo afecta a la piel
- Grado 2: úlcera profunda con lesión que afecta a los tejidos subyacentes como tendones, músculos, ligamentos,...
- Grado 3: úlcera profunda con absceso que puede provocar una osteomielitis
- Grado 4: gangrena parcial en una parte del pie, normalmente los dedos o el talón
- Grado 5: gangrena extensa que abarca todo el pie
Tratamiento del pie diabético
Los tres pilares del tratamiento del pie diabético son:
- el cuidado local de la herida: la enfermera eliminará el tejido necrótico, a través del desbridamiento quirúrgico en la mayor parte de los casos, eliminando callosidades y estimulando la circulación de la zona, mantendrá la herida limpia y realizará una cura húmeda con un apósito adecuado. Estas curas suelen ser largas y de lenta evolución
- la disminución de la presión en la zona afectada o descarga: el alivio de la presión de la zona afectada es fundamental para mejorar el proceso de curación, usando dispositivos específicos, medios zapatos y moldes de contacto, lo que descarga la zona de la presión de la pisada y reparte el peso por todo el pie
- control de posible sobreinfecciones: tras la limpieza de la herida se tomarán muestras para cultivo que determinarán si existe una infección, en cuyo caso se administrarán los antibióticos adecuados
Cuidados del pie diabético
La educación de la persona diabética es fundamental para evitar la aparición de la úlcera y sus complicaciones. La prevención de estos trastornos pasa por el control de las glucemias de manera rigurosa, la realización ejercicio físico moderado, una alimentación adecuada, el abandono del tabaco y no faltar a las citas con su endocrino. La enfermera de atención primaria revisará el pie de las personas diabéticas al menos una vez al año, y más frecuentemente a aquellos que tengan factores de riesgo de padecer úlceras.
A continuación enumeramos una serie de consejos que pueden seguir las personas diabéticas con el fin de evitar la aparición del pie diabético:
- Inspeccionar los pies todos los días en busca de lesiones como piel seca y cuarteada, cortes, ampollas, quemaduras, úlceras, hematomas, enrojecimiento, calor, sensibilidad o durezas. Si es preciso se utilizará un espejo para poder observar las plantas y los espacios interdigitales
- Lavar los pies diariamente con agua templada y jabón que no sea irritante
- Secar siempre muy bien los pies, sin frotar, insistiendo en las zonas interdigitales. Si el acceso es complicado, se puede secar el pie con una secador de pelo
- Hidratar muy bien los piel con una crema adecuada como vaselina para evitar la sequedad y las fisuras
- Usar medias o calcetines suaves de algodón sin elásticos ni costuras. No usar nunca un calcetín con agujeros pues ejercen una presión que dañará la piel
- Utilizar calzado adecuado que no produzca heridas ni roces. Si utiliza zapatos nuevos, se deben moldear de manera gradual, o ponerlos poco tiempo cada vez hasta su completa adaptación
- No hacerse curas a uno mismo y acudir siempre a su enfermera
- Acudir al podólogo especialista en pie diabético para cortar las uñas y rebajar las durezas
- Si se corta las uñas uno mismo, remojarlas antes en agua templada. Cortar siempre en línea recta, no demasiado cerca de la piel
- No acercar los pies a fuentes de calor como estufas ya que pueden producirse quemaduras
- Inspeccionar los zapatos diariamente antes de ponerlos en busca de piedrecitas u otros objetos que puedan producir heridas
- Nunca caminar descalzo ni dentro ni fuera de casa
Por último, queremos insistir en la idea de que el pie diabético requiere largas y, en ocasiones, complicadas curas, y que si no es tratado a tiempo puede llevar a la amputación de la extremidad por lo que la prevención en esta materia es fundamental.
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