Introducción
Pocas cosas han cambiado tanto la medicina del aparto digestivo como el descubrimiento en 1983 de una bacteria que anida en el estómago y en el duodeno y que es la responsable de las úlceras gastroduodenales y la gastritis crónica (heridas e irritación, respectivamente, en las paredes del estómago o del duodeno). Ese cambio supone transformar unas afecciones consideradas como crónicas en algo que se puede curar de forma prácticamente definitiva…
Un poco de historia
En 1875 científicos alemanes descubrieron bacterias con formas espirales, o helicoidales, en el estómago humano, pero no pudieron aislarlas para su cultivo y estudio. En 1892 se hicieron sucesivos estudios por investigadores italianos y croatas, más completos, pero que tuvieron escaso impacto en los medios científicos.
En 1979 Robin Warren y Barry Marshall (investigadores australianos) comenzaron nuevamente con la investigación de estos microorganismos, consiguiendo aislarlos de las mucosas del estómago humano para su cultivo. Afirmaron que muchas de las úlceras estomacales y gastritis eran causadas por la colonización del estómago por esas bacterias y no por el estrés o la comida picante, como se creía hasta entonces.
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Barry Marshall y Robin Warren |
Posteriormente también descubrieron los antibióticos que son efectivos para el tratamiento, y por todo ello recibieron en 2005 el Premio Nobel de Medicina. Antes de este descubrimiento las úlceras se trataban con medicamentos para neutralizar la acidez, pero estas reaparecían al dejar el tratamiento. Asimismo se realizaban operaciones de estómago o duodeno para eliminar las lesiones.
¿Cómo es el HP? ¿Cómo actúa?

Tiene un tamaño de 3 micras de largo (1 micra = 1 milésima de milímetro) y un diámetro de 0,5 micras, con 4 a 6 flagelos (apéndices filamentosos).
Con sus flagelos y su forma espiral, la bacteria taladra literalmente la capa mucosa del estómago o duodeno y produce una encima, la “ureasa”, que transforma la urea en amoniaco y dióxido de carbono (CO2); este exceso de amoniaco (un compuesto básico) es lo que protege a la bacteria del ácido clorhídrico del estómago y la permite mantenerse y prosperar en el aparato digestivo. Lamentablemente el amoniaco es tóxico y va a maltratar la superficie de las células epiteliales, provocando gastritis y al final el proceso de formación de las úlceras.
Vías de infección
Se adquiere en la infancia, trasmitida de persona, y es raro el contagio en edad adulta. Entra por la boca y pasa al aparato digestivo. Ha sido aislada en heces, saliva y placa dental. Otro medio de infección es por ingerir agua o alimentos contaminados e incluso el traspaso de fluidos de forma oral con una persona contaminada.
Es más común en condiciones de hacinamiento y con falta de saneamiento. En países subdesarrollados la principal vía de contagio es la fecal-oral, al ingerir agua contaminada por heces debido a las deficientes infraestructuras sanitarias.
Los animales domésticos no son portadores de la bacteria y por tanto no pueden transmitir la enfermedad.
Expansión de la enfermedad
En España una parte importante de la población es portadora del germen; se calcula que más del 50%, en adultos mayores de 50 años.
Se estima que más de dos tercios de la población mundial se encuentran afectados por la bacteria, siendo probablemente la infección bacteriana más frecuente en el mundo, con excepción de las caries. En el mundo occidental la proporción es de un 25% en promedio, siendo mucho mayor en el tercer mundo (hasta el 90% de la población adulta). Esta gran diferencia se atribuye a una mayor higiene y al mayor uso de antibióticos en los países ricos.
Se calcula que 1 de cada 10 portadores del germen desarrollarán una úlcera de estómago o duodeno en relación con la infección.
Síntomas

Cuando se presentan síntomas, nos podemos encontrar con:
- Ardor o dolor de estómago
- Nauseas y vómitos
- Distensión abdominal, por la presencia de gases
- Fatiga, cansancio
- Migrañas
- Sensación de saciedad, después de tomar una pequeña cantidad de comida
- Pérdida de apetito
- Pérdida de peso
¿Cómo de diagnostica el HP?
Existen dos tipos de métodos de diagnóstico: “Invasivos” y “No invasivos”.

Métodos no invasivos: Prueba del aliento y analíticas (detección de anticuerpos en sangre). Entre todos el más efectivo es la prueba del aliento, que consiste en beber un líquido con sabor a limón, que es agua en la que se disuelve una pastilla de urea y, transcurridos 10 minutos, soplar en un pequeño tubo, similar a la prueba del alcoholímetro. El aire expirado va una bolsa plastificada, que se infla como un globo.
La toma de urea es mínima y además es una sustancia que tenemos en el cuerpo de forma natural. La urea está “marcada” con Carbono 14, así cuando reacciona con la encima del HP (la ureasa) se libera y puede ser medida en el aliento.
El resultado se puede saber a las pocas horas. Es una prueba cómoda y sencilla que sólo requiere estar en ayunas y no haber bebido agua.
Si la prueba da positivo se pone tratamiento y se vuelve a repetir al cabo de 1 mes de haber finalizado el mismo.
Erradicación y prevención
El tratamiento indicado consta de 3 medicamentos asociados: 2 antibióticos y un tercer fármaco que disminuye la producción de ácido en el estómago. Este tratamiento dura aproximadamente 10 días.

En el caso de no lograr la erradicación de la bacteria con el primer tratamiento, se suele administrar un segundo tratamiento que será distinto del primero para evitar la resistencia de la bacteria a los antibióticos.
Si el tratamiento ha sido efectivo es muy raro que se vuelva a contraer la enfermedad, por tanto no es preciso emplear ninguna medida especial de control ni precaución y tampoco es necesario estudiar a los familiares por si tienen también la infección.
La mejor manera de prevenir la infección por HP es la misma que la de cualquier otra infección intestinal:
- Lavarse correctamente las manos antes y después de ir al WC y al manipular alimentos (ver al respecto un artículo anterior de nuestro blog: Salvar vidas está en tus manos)
- Lavar bien las frutas y verduras antes de ingerirlas
- No utilizar utensilios mal lavados o usados por otra persona sin lavarlos previamente
- No tomar agua ni alimentos contaminados
- No tocarse la boca con las manos sucias
- No ingerir irritantes del estómago como tabaco, alcohol, picantes, etc.
Finalmente, también el consumo de alimentos vegetales naturales (ver imagen) puede estar muy indicado para actuar contra la infección por HP.
Y terminamos: adiós al huésped…!
Como decíamos al principio, la gastritis y la úlcera, que eran una maldición para las personas de mediana edad a mediados del siglo XX, se han convertido en enfermedades que en gran medida se pueden prevenir y, sobre todo, con un diagnóstico y curación bastante sencillos.

Muy bueno, muchas gracias.Espero que se amplie en todos los CS y que lo realicen las enfermeras.
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