jueves, 3 de julio de 2014

No te juegues la piel: protégete del sol


Por Ángel Palacios Álvarez

¡El sol nos gusta a todos! Ponernos al sol nos hace sentir bien, mejora nuestro estado de ánimo, nos ayuda a sintetizar la vitamina D (que es fundamental para la mineralización de los huesos), mejora nuestras defensas, e incluso reduce nuestros niveles de colesterol.

Pero no debemos olvidar que el sol es también responsable de muchos problemas de la piel como son las quemaduras, manchas, su envejecimiento prematuro, y otras lesiones cutáneas y enfermedades graves de la piel como el melanoma.

Ahora que empieza el verano, desde tu consulta de enfermería de Atención Primaria queremos dedicar este espacio a recordar la necesidad de cuidar nuestra piel y protegerla de los rayos el sol.


¿Cómo nos afecta la exposición al sol?


La atmósfera y la capa de ozono de nuestro planeta nos protegen de una gran cantidad de radiación que llega del sol pero no evitan el paso de los rayos infrarrojos ni de los rayos ultravioleta tipo A y B (UVA y UVB). 

Los rayos infrarrojos son los responsables de la sensación de calor en la piel, y una exposición prolongada puede causar un colapso del sistema regulador de la temperatura corporal  (una insolación), una situación grave que conlleva un alto riesgo de deshidratación. 

Los rayos UVA son los más intensos y llegan hasta las capas más profundas de la piel (la dermis y la hipodermis). Los rayos UVB, en cambio, solo llegan a la epidermis (la capa más superficial de la piel). Así, los rayos UVA te causan las quemaduras en la piel mientras que los rayos UVB te ponen moreno. Pero no debemos confundirnos y pensar que los rayos UVB son menos dañinos que los UVA. Se ha demostrado que el 90% de los cánceres de piel son causados por el efecto acumulativo de los rayos UVB a lo largo de años de exposición. Por eso es tan importante la protección de nuestra piel ante toda la gama de radiación proveniente del sol.



El capital solar


En relación a la acumulación de los efectos de los rayos ultravioleta en la piel, los dermatólogos creen que existe un número total de horas que una persona puede exponer su piel a los rayos del sol durante su vida. A este número le llaman capital solar y viene determinado por la genética de cada persona (por el fototipo de la piel).

Cuando nuestra piel sufre una agresión se pone en funcionamiento un sistema defensivo y de reparación celular que utiliza unas reservas de sustancias (queratina, melanina, vitaminas, colágeno, etc.) que el cuerpo repone, pero que a lo largo de la vida se acaban agotando. Cuando una persona agota el capital solar, su piel comienza a manifestar alteraciones cutáneas y enfermedades de la piel.


Enfermedades provocadas por el sol


Como hemos dicho, los daños en la piel por exposiciones prolongadas al sol se acumulan una tras otra. Finalmente, aparecen las consecuencias en forma de manchas, arrugas o envejecimiento prematuro, en su versión más inocua. Pero en otros casos los efectos del sol pueden ser mucho más destructivos y provocar cáncer de piel (melanoma, carcinoma de células basales y carcinoma de células escamosas).


El melanoma


El melanoma es una de las formas más graves de cáncer de piel, que es causante de la mayoría de las muertes relacionadas con el cáncer de piel. La causa principal de su aparición es la exposición a los rayos UVA y UVB durante años. El melanoma suele aparecer en forma de lunar con unas características especiales: es asimétrico, tiene bordes irregulares, tiene un color muy oscuro (melanoma significa tumor negro), y su diámetro aumenta rápidamente. Su tratamiento principal es la cirugía.

Es importante vigilar la aparición y crecimiento de los lunares de nuestra piel. Ante un lunar o una mancha con las características descritas que crece rápidamente debemos acudir al médico para su valoración. Si se diagnostica en sus primeras fases el melanoma tiene un alto índice de curación completa. Por el contrario, si se permite que crezca y se extienda tiene una gran capacidad de provocar metástasis muy complicadas de tratar.

Para prevenir esta enfermedad debemos proteger nuestra piel, sobre todo en la infancia, con ropa y protección solar, y evitar las horas de mayor radiación solar del día.


¿Cuando es más peligrosa la exposición al sol?


Entre las 10:00 de la mañana y las 14:00 del mediodía se da la máxima intensidad de radiación solar ultravioleta del día, por lo que se recomienda evitar la exposición continuada durante estas horas.

Debemos recordar que los rayos ultravioleta traspasan la ropa (y las sombrillas), el cristal (una ventana no nos protege) y las nubes (los días nublados también debemos ponernos protección solar), por lo que afectan a nuestra piel en dichas situaciones aunque en un grado algo menor. En estas fechas veraniegas es importante salir a la calle con protección solar en las zonas de piel expuestas que haya sido aplicado media hora antes de salir a la calle y con un factor de protección solar adecuado.


¿Que es el factor de protección solar (FPS)?


El factor de protección solar, o FPS, es un valor que tienen los protectores solares que indica cuanto aumenta la capacidad de defensa de la piel de resistir los rayos ultravioleta e infrarrojos cuando se aplica el producto en comparación a cuando no se aplica. 

Así, si una persona tarda 10 minutos en comenzar a quemarse con el sol sin protección solar, tardaría 20 veces más si utilizara un protector solar FPS 20, es decir se quemaría a los 200 minutos (3 horas y 20 minutos) con la protección solar. 

Aunque esta es la teoría, la protección solar no dura tanto tiempo debido a la absorción de la piel, la degradación del producto, la sudoración, el roce con telas o con el agua, etc. Por ello se recomienda repetir la aplicación del protector solar cada dos horas.


Consejos para proteger tu piel


  • Elija el protector solar más adecuado para su tipo de piel (adecuado a su fototipo)
  • Utilice el fotoprotector aunque esté nublado
  • Aplíquelo media hora antes de la exposición al sol y de forma generosa en toda la superficie expuesta
  • Aplique el producto cada dos horas o después de cada baño
  • Evite exponerse al sol entre las 10 y las 14 horas
  • Evite pulverizar agua sobre la piel ya que las gotas de agua actúan como una lupa y concentran los rayos solares
  • Evite los perfumes y las colonias alcohólicas que contienen esencias vegetales porque son fotosensibilizantes y pueden provocar manchas permanentes
  • Evite la insolación y la deshidratación
  • Protéjase con ropa, sombrero, gafas de sol, sombrilla, protector labial, etc.
  • No permanezca inmóvil bajo el sol durante horas, intente mantenerse en movimiento
  • Reponga líquidos bebiendo abundante agua
  • Si toma medicamentos consulte con su medico si reaccionan ante la exposición solar
  • Los niños no deben exponerse al sol en las horas de más intensidad solar
  • Si se advierte que algún lunar o mancha cambia de color, tamaño o forma, consúltese a un dermatólogo
  • Utilice una crema o loción reparadora de la piel o hidratante tras la exposición al sol

Para terminar, os dejamos con un vídeo de la Asociación Española Contra el Cáncer sobre el cáncer de piel. Esperamos que os guste: