jueves, 26 de junio de 2014

Intolerancia al gluten: no todo es “trigo limpio”


Por Rosa Sánchez González


El Gluten y la Enfermedad Celiaca


La Enfermedad Celiaca (o celiaquía) es una intolerancia permanente al gluten. Este está compuesto por un conjunto de proteínas contenidas en la harina de diversos cereales (trigo, centeno, cebada, etc.) o cualquiera de sus derivados; actúa como aglutinante, es el “cemento” que une los diversos ingredientes en panadería y pastelería, responsable de la consistencia de las masas.

El único tratamiento de esta enfermedad crónica es el dietético, lo que requiere que la persona celiaca realice una dieta estricta exenta de gluten durante toda su vida, ya que de no ser así, a largo plazo, podrían aparecer complicaciones importantes como retrasos del crecimiento, osteoporosis, cáncer intestinal etc. El apoyo a estos pacientes por parte de los profesionales sanitarios se vuelve pues esencial para favorecer un mejor control de la enfermedad.


Un poco de historia               


En la segunda mitad del siglo I d.C. un médico helenístico-romano, Areteo de Capadocia, coetáneo de Galeno, hace referencia a esta intolerancia, empleando la palabra griega “koiliakos” que originalmente significa “los que sufren del intestino” y de la cual deriva el término “celiaco”. Pero tuvieron que pasar muchos siglos, hasta que en los años 40 del siglo XX el pediatra holandés W. K. Dicke observara que los niños ingresados por molestias de diarrea y desnutrición mejoraban al retirarles el gluten de la dieta. Esto pasó durante la 2ª Guerra Mundial, cuando escasearon los productos con trigo y fueron sustituidos por otros que no lo tenían.

Actualmente, para sensibilizar a la población de la importancia de esta enfermedad, el 27 de mayo se celebra el Día Nacional del Celiaco (el 5 es el Día Internacional de esta enfermedad).


Mitos y Realidades


Clásicamente se creía que se trataba de una enfermedad poco frecuente que afectaba solamente a los niños, pero la verdad es que puede aparecer en cualquier edad de la vida, siendo un 20% los casos diagnosticados en individuos mayores de 60 años.

La celiaquía es una enfermedad con una base genética bien definida, relacionada con una atrofia de las vellosidades del intestino delgado. Se manifiesta como una inflamación crónica y difusa de la mucosa del intestino delgado a la que se asocian síntomas muy variados, siendo un error muy generalizado encajar al paciente en un perfil típico. Por lo tanto, la presentación de la enfermedad es múltiple y variada, no siempre relacionada con síntomas digestivos iguales: puede cursar con diarrea o estreñimiento, con y sin síntomas digestivos, con pérdida de peso u obesidad, con retraso del crecimiento o crecimiento normal, con o sin abdomen abultado, etc. A veces se tarda mucho tiempo en diagnosticar lo que hace que el paciente sea visto por múltiples especialistas.


¿Cómo saber si somos celiacos?


No hay ninguna prueba que sea capaz de diagnosticarla por si sola de forma concluyente o, por el contrario, excluirla de forma definitiva, por la cantidad y diversidad de síntomas que presenta.

Hay que poner en relación estos síntomas diversos de cada paciente con una serie de pruebas de laboratorio o biopsias con alteraciones. La combinación de los datos clínicos, analíticas y biopsias del intestino delgado es el camino más corto y apropiado para llegar al diagnóstico.

Puede detectarse en los lactantes hacia los seis meses de vida, cuando se empieza a introducir las papillas de cereales en la alimentación del bebé, elaboradas habitualmente con harinas de trigo, por lo que en la actualidad se recomienda retrasar la alimentación con gluten hasta el año, aproximadamente.


En los niños en torno a los dos años comienza con nauseas y vómitos, diarrea, pérdida de peso, etc. A partir de los dos años y hasta la adolescencia pueden aparecer síntomas como anemia ferropénica, cefaleas migrañosas, artritis, pruebas hepáticas alteradas, síntomas neurológicos, etc. Éstas serían las llamada “formas típicas” con las que se presenta la intolerancia.

Las “formas atípicas” aparecen en adultos con una variedad de síntomas, en los que las diarreas están presentes en un 50% de los pacientes y la pérdida de peso es poco llamativa (incluso un 30% presenta sobrepeso). Es mas frecuente en las mujeres (2 o 3 veces mayor) en las que también se produce osteoporosis y anemia.

Se da en todas las razas por igual. En el siguiente dibujo con forma de iceberg se pueden apreciar esquemáticamente las distintas formas de aparición de la enfermedad, correspondiendo la parte visible con las “típicas” y la oculta con las “atípicas”. Tanto las formas típicas como las atípicas configuran una amalgama de enfermedades que constituye la intolerancia al gluten. Más información.


¿Por qué no es fácil identificar los síntomas?


A veces se ingiere gluten sin saberlo, bien como aditivo o bien por contaminaciones cruzadas. El 80% de los alimentos procesados industrialmente contienen gluten y no lo indican claramente, por ello es muy importante prestar atención a la lista de ingredientes. Junto con ello, muchas veces los síntomas se confunden con molestias digestivas, digestiones “pesadas”, aerofagia, etc., que se tratan directamente sin considerarlas parte de un problema más amplio de intolerancia.

Se estima que entre el 80 y el 90% de los celiacos están sin diagnosticar en la actualidad, porque los síntomas no son considerados como señales de alarma de la intolerancia.


¿Hay personas más propensas?


Los estudios clínicos indican que tienen mayor propensión a desarrollar esta enfermedad:

  • Los pacientes con predisposición genética
  • Pacientes con síndrome de Down (5 – 12%)
  • Pacientes con déficit inmunitario
  • Pacientes diabéticos (3 – 8%)
  • Paciente de enfermedad tiroidea (5%)


¡ATENCIÓN, contiene gluten!


De forma muy resumida, para un celiaco están PROHIBIDOS:

  • Trigo
  • Centeno
  • Cebada
  • Sémola
  • Espelta
  • Triticale (híbrido de trigo y centeno)
  • Avena,…
  • Así como cualquier producto que contenga estos cereales, aunque sea en una mínima proporción


Y están PERMITIDOS:

  • Arroz
  • Maíz
  • Patatas
  • Tapioca
  • Frijoles
  • Quínoa
  • Mijo
  • Trigo sarraceno
  • Amaranto
  • Harina de nueces. (Más información)


En cuanto a las bebidas alcohólicas, no contienen gluten la mayoría de las bebidas destiladas y el vino, pero si lo contienen las cervezas y el vinagre de malta. Por otra parte, se debe minimizar el consumo de alimentos preparados, por la posible utilización de harinas en la preparación de salsa o simplemente por el riesgo de “contaminación cruzada”, que se produce por el simple contacto con superficies, instrumentos, recipientes, etc. en los que se hayan preparado en algún momento alimentos con gluten.

Es importante conocer que el gluten está presente en muchos medicamentos, por los excipientes con los que se elaboran. Desde 1992 está regulado que la presencia de gluten figure claramente en el envase y en el detalle de su composición, aunque ante la duda conviene preguntar al laboratorio ya que esta normativa no siempre se cumple.

También está presente en muchos productos cosméticos bajo nombres difíciles de identificar por lo que hay que extremar las precauciones, aunque las cantidades sean pequeñas.

En algunos países se ha introducido el símbolo universal de “producto sin gluten”, denominada "espiga barrada".

Se encuentra regulado por la AOECS (Association Of European Coeliac Societies - Asociación de Celíacos Europeos). Las industrias deben certificarse en el ELS (European Licensing Systems - Sistema de Licencias Europeo) para poder utilizarlo.


Tratamiento de la intolerancia al gluten


El único tratamiento de esta enfermedad es el dietético, que consiste en adoptar de por vida la llamada DSG (Dieta Sin Gluten).

La DSG es una dieta sana para cualquier persona, que incluye una ingesta significativa de verduras y frutas. Se basa en el consumo habitual de alimentos naturales y frescos que no contengan gluten: carnes, huevos, pescado, leche y derivados, fruta, verduras, hortalizas, legumbres y cereales sin gluten (ya reseñados), combinados de forma variada y equilibrada.

Siguiendo bien la dieta, al cabo de los días los síntomas mejoran, hasta su definitiva desaparición.

Los productos para celiacos son mas caros y de menor variedad, aunque cada día se trabaja más para conseguir harinas sin gluten con calidad similar y precios asequibles.

Para terminar…


Recordad que el gluten carece de propiedades nutritivas; no es indispensable para el ser humano y puede ser sustituido por otras proteínas animales o vegetales. 

Y también que si no se suspende la ingesta de gluten en los celiacos, persistirá el daño en la mucosa intestinal y la enfermedad continuará.

Finalmente, los celiacos en España están apoyados por la FACE (Federación de Asociaciones de Celiacos de España), cuyo objetivo fundamental es coordinar el esfuerzo y la labor realizada por las asociaciones miembros para defender sus derechos, con vistas a la unidad de acción y para un mejor logro de los fines comunes.

Y recuerda: “¡¡Libre de trigo no es libre de gluten!!, y ¡¡ante la duda no lo consumas !!”


jueves, 19 de junio de 2014

Un veneno llamado sal


Por Olga Álvarez Montes

La vida no sería posible sin el sodio, uno de los componentes que forman parte de la llamada sal común o cloruro sódico.

El sodio es necesario para que nuestro organismo funcione con normalidad, de manera que es vital para regular fluidos, mantener la hidratación introduciendo agua en el interior de las células, controlar el Ph sanguíneo etc. También es necesario, entre otras cosas, en la transmisión de los impulsos nerviosos y la relajación muscular.

No obstante, por lo general, consumimos más cantidad del que necesitamos, ya sea a través del consumo de sal común o del presente en alimentos precocinados formando parte de aditivos, potenciadores del sabor o conservantes.

El exceso del consumo de sal conlleva importantes riesgos para nuestra salud, como la conocida hipertensión arterial y en consecuencia el aumento de las enfermedades cardiovasculares y renales.

Diferentes instituciones sanitarias como la OMS, la Comisión Europea y la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), alertan del consumo excesivo de sal en la dieta y recomiendan reducir este a:
  • 5 gramos al día en adultos (una cucharadita de café colmada)
  • 3 gr al día en niños menores de 7 años
  • 4 gr al día en niños con edades comprendidas entre 7 y 10 años

La población española consume el doble de la sal recomendada, casi 10gr al día, con el consiguiente perjuicio para la salud que esto conlleva.

En la consulta de enfermería asesoramos a los pacientes normotensos e hipertensos sobre la importancia de la reducción de este denominado “veneno blanco” para evitar las temidas complicaciones cardiovasculares.
   

Sal visible e invisible


De la sal que ingerimos habitualmente, sólo el 20% correspondería a la que añadimos en el cocinado y condimentado de los alimentos, que es la que conocemos como “sal visible”.

El resto, un 80%, forma parte de la denominada “sal invisible”, de la que un 8% la constituye la sal que contienen los alimentos de forma natural, mientras que el 72 % restante es la presente en los alimentos transformados (precocinados, snacks, quesos, cereales…)

Calcular con exactitud la sal que consumimos a diario se vuelve pues una tarea complicada, pues ya no se trata solamente de reducir el uso del salero, sino de saber lo que comemos, de manera que elijamos productos lo más naturales posibles, que ya de por sí tienen sodio suficiente para las necesidades de nuestro organismo y desechemos aquellos alimentos elaborados que contengan mucho sodio en su composición.


La importancia de las etiquetas



Para saber esto último es muy importante saber leer el etiquetado de dichos productos. Mediante el etiquetado nutricional se garantiza el derecho a la información de los consumidores y a la protección de la salud. En el etiquetado pueden aparecer mensajes que indiquen propiedades beneficiosas del alimento en comparación con otros productos del mercado. Esto es lo que se conoce como “declaraciones nutricionales”, y en cuanto al contenido en sal nos podemos encontrar con cuatro tipos:
  • Contenido reducido en sodio/sal: 25% menos 
  • Bajo contenido de sodio/sal: no más de 0,12gr/0,30gr por 100gr o ml.
  • Muy bajo contenido en sodio/sal: no más de 0,04gr/0,10gr por 100gr o ml.
  • Sin sodio o sin sal: no más de 0,005gr/0,01gr por 100 gr o ml.


A partir del 13 de Diciembre del 2016 será obligatorio en la Comunidad Europea que todos los alimentos envasados lleven incorporada la información nutricional. Entre las novedades del nuevo etiquetado se encuentra la obligación de especificar el contenido de sal del alimento, no el de sodio, como se viene haciendo hasta ahora. En el momento actual, para saber la cantidad de sal hay que multiplicar el sodio por 2,5.


La cultura de la sal


La sal es el primer condimento utilizado por el hombre. Su papel ha sido fundamental en la conservación de los alimentos.

Durante siglos ha sido considerada un bien muy preciado, conocida como “oro blanco”.
El curso de la historia ha estado condicionado en numerosa ocasiones por su obtención y comercio.

El gusto por lo salado es algo adquirido, de manera que se puede modificar si reducimos su consumo de forma gradual.

Un ejemplo de esto es la reducción progresiva que se ha ido realizando en el pan, tras un acuerdo del Gobierno español en 2004 con la patronal CEOPAN.

Se disminuyó la cantidad de sal de 22 a 16,3 gramos por kilo de harina en cuatro años, sin que el usuario apenas lo notase y sin repercusión en el consumo de este alimento básico.

Si desde la infancia acostumbramos a nuestros hijos a consumir alimentos con poca sal, de adultos tendrán preferencia por alimentos menos salados.


Recomendaciones para reducir su consumo


  • Tomar con frecuencia alimentos frescos
  • Reducir al máximo conservas y precocinados
  • No añadir sal en el cocinado sino cuando el plato esté preparado(una pequeña cantidad por encima engañará a nuestras papilas gustativas y nos dará sensación de salado)
  • No utilizar el salero en la mesa
  • Utiliza otros condimentos como especias, ajo, limón…
  • Evitar abusar de ahumados y salazones
  • Cuidado con los aperitivos salados, sopas de sobre, cubitos de caldo, salsas (kétchup, soja, mostaza…).
  • Leer las etiquetas nutricionales de los alimentos elaborados.
  • En restaurantes indicar que nos pongan poca sal.
  • Cuidado con bebidas carbonatadas (con gas), fármacos efervescentes… por su contenido en sodio.


Calcula tu ingesta de sal



El Plan Cuídate del Ministerio de Sanidad nos proporciona una aplicación para calcular nuestra ingesta aproximada de sal según nuestros hábitos alimenticios. Puedes acceder a esta mediante el siguiente enlace:





Nos despedimos con un vídeo de la Fundación Española del Corazón que resume muy bien lo que os hemos contado.





Recuerda: No le des mucho al salero, conoce lo que comes y pon la sal justa en tu vida.


jueves, 12 de junio de 2014

Gafas de sol, ¿son adecuadas para los niños?


Por Ángel Palacios Álvarez

Con la llegada del verano aumentan las consultas sobre protección solar que recibe la enfermera de Atención Primaria. Y una de las preguntas que últimamente más se repite tiene que ver con el uso de las gafas de sol en los más pequeños. ¿Debemos poner gafas de sol a los niños? ¿A partir de que edad? ¿Qué gafas de sol son las más apropiadas? En este post vamos a intentar responder estas dudas a la vez que repasamos la necesidad de proteger nuestra vista de los rayos del sol.


Cómo dañan a nuestros ojos los rayos del sol


Del mismo modo que protegemos nuestra piel con cremas protectoras (y ropa), debemos proteger nuestros ojos de la exposición prolongada a los rayos del sol, utilizando gafas de sol adecuadas o viseras. Esta protección ocular debe utilizarse durante todo el año, no solo en verano, ya que nuestros ojos están expuestos a los rayos ultravioleta tanto en un día soleado de verano como en uno nublado de invierno.

La incidencia de los rayos solares, especialmente los rayos UVA y UVB, sobre los ojos de manera prolongada puede dañar los tejidos de la superficie del ojo, la cornea y el cristalino, produciendo conjuntivitis, ceguera transitoria, queratitis, degeneración macular, retinopatía solar, cataratas, e incluso tumores oculares (algunas de estas patologías se presentan en el momento de la exposición y otras a largo
plazo). Por esto es importante evitar la exposición directa a los rayos solares durante largos periodos de tiempo (largos paseos al mediodía, días de playa, excursiones por la montaña, etc).



¿Deben usar gafas de sol los niños?


Existe una gran controversia sobre este tema ya que mientras que muchos profesionales de la salud (entre ellos el Consejo General de Colegios de Ópticos Optometristas de España) opinan que los niños deben utilizar gafas de sol de máxima protección UV para evitar enfermedades oculares en la edad adulta, existen varios estudios que no aconsejan su utilización debido a que su uso continuado podría modificar la adaptación del ojo a los cambios de luz y alterar su morfología en las etapas más importantes del crecimiento. 

En lo que sí existe consenso es en que es fundamental proteger los ojos de los niños de la radiación solar. Ciertas partes del ojo, entre ellas el cristalino, no se desarrollan completamente hasta que se llega a la adolescencia. Por ello, los ojos de los niños reciben mayor cantidad de rayos ultravioleta que los de los adultos, que filtran gran parte de la radiación a través de la lente natural del ojo (el cristalino). Así, el niño recibe más radiación UV cuanto más pequeño es. 

Los oftalmólogos españoles recomiendan que los niños utilicen gafas de sol homologadas de máxima protección UV desde su primera exposición solar, gafas de sol que se deben adquirir únicamente en establecimientos especializados.


Nunca pongas gafas de sol de juguete a un niño (ni a un adulto)


A veces llegan a nuestras manos gafas de sol sin protección ultravioleta o de juguete que pueden ser muy atractivas pero que resultan ser un grave peligro para los ojos de nuestros hijos. Estas gafas tienen un cristal (o plástico) que no bloquea la radiación solar y que obliga a la pupila a dilatarse ya que el ojo necesita más luz pues el cristal está oscurecido. Al estar la pupila más abierta y no tener el cristal ninguna protección UV penetran muchos más rayos solares dañinos dentro del ojo y los daños que pueden producir son muchos mayores que si el niño no llevara gafas. Además, los niños con estas gafas inadecuadas podrían mirar al sol directamente ya que no sienten la molestia normal de mirarlo sin gafas que obliga a retira la mirada. 

Esta misma recomendación sobre el no uso de gafas sin filtro ultravioleta que hacemos para los niños es aplicable a los adultos por los mismos motivos.


Consejos para el cuidado de los ojos ante la exposición solar


Por último, desde tu consulta de enfermería de Atención Primaria te ofrecemos unas breves recomendaciones para que cuides mejor tus ojos ante la exposición solar:
  • Proteger los ojos de los rayos solares igual que se protege la piel
  • Utilizar siempre gafas homologadas para la exposición solar, que protejan de los rayos ultravioletas, que sean cómodas y que no alteren los colores
  • Los niños deben utilizar gafas de sol con un factor de protección UV máximo (índice de protección 3)
  • Nunca utilizar gafas de sol de juguete o sin una certificación de protección UV
  • Unas buenas gafas de sol, además de proteger de los rayos del sol, impiden que entren objetos extraños en los ojos (en los días de viento por ejemplo) o partículas de polvo y contaminación, así como evitan que los ojos se resequen excesivamente
  • Si no se dispone de gafas de sol, cubrir los ojos con una gorra con visera o un gorro
  • Evitar largas exposiciones al sol, sobretodo el lugares donde dónde exista alta reflectancia solar, como la playa o la nieve
  • No leer libros ni revistas directamente bajo el sol ya que sus páginas pueden producir un efecto espejo y dañar el ojo
  • Evitar que los niños se expongan al sol entre las 10 de la mañana y las 2 de la tarde ya que en éstas horas recibimos la mayor parte de la radiación ultravioleta diaria
  • Los niños, siempre que sea posible, deben permanecer en la sombra
  • El reflejo doloroso de los ojos tarda unas horas en aparecer por lo que cuando el dolor ocular aparece puede que el daño ya se haya producido
  • La exposición directa a los rayos solares se debe evitar en los bebés

Y recuerde que su enfermera es quien mejor podrá aconsejarle sobre cómo proteger a su familia del sol!



miércoles, 4 de junio de 2014

Vivir sin lactosa


Por Rosa Sánchez González

Seguramente  habrás oído hablar de la intolerancia a la lactosa y sabes de alguien que la padece en tu círculo más cercano. Pues bien, no es un problema grave, aunque sí molesto para las personas que lo sufren.

¿En qué consiste?


Lo primero que debemos saber es diferenciar entre lactosa y lactasa

La lactosa es un tipo de azúcar que se encuentra en la leche de los mamíferos (incluida la leche humana) y sus derivados.

La lactasa es una enzima (proteína compleja que intervienen en los procesos químicos del organismo) que se genera en el intestino delgado y es necesaria para la absorción de la lactosa.

La falta o disminución de esta enzima hace que no se pueda digerir bien la lactosa y provoca la intolerancia a esta.

Los pueblos que han sido tradicionalmente ganaderos presentan menos casos de intolerancia a la lactosa que otros pueblos no acostumbrados a su consumo.

La mayoría de la población mundial tiene déficit de lactasa, excepto la población del norte y centro de Europa.

Más de un 70% de la población padece esta enfermedad. 

Uno de los beneficios de la leche materna


Después del destete, la cantidad de lactasa  producida se reduce si el niño no está continuamente expuesto a la lactosa a través de su dieta. Por eso es importante introducirla de forma gradual.

Al principio el niño solo puede digerir el calostro, (agua rica en proteínas, sales minerales y factores inmunológicos),  después se va enriqueciendo con lactosa y lípidos hasta dar lugar a la leche definitiva.

La leche materna se va haciendo más completa en lactosa, y es el organismo el que aumenta o disminuye la enzima lactasa en función de sus necesidades, y un desajuste de este proceso produce la intolerancia.

¿Cómo se diagnostica?


El test de hidrógeno en el aliento es la técnica más utilizada para la determinación de esta intolerancia. Al paciente se le administra una sustancia con lactosa (400 ml de agua con 50 mg de lactosa) con un intervalo de tiempo de 30 minutos aproximadamente. Se le hace soplar en un aparato donde se recoge  la muestra. Si no se ha digerido bien pasará una cantidad determinada de hidrógeno a la respiración. Este hidrógeno indica que la lactosa ha pasado al intestino grueso (no se ha absorbido por el intestino delgado), y en base al resultado se determina su nivel de intolerancia (alta, media y moderada).

Es importante tratarla rápidamente, cuanto antes mejor, ya que  el grado de  intolerancia  aumenta y será cada vez más difícil solucionarla.

¿Qué síntomas produce la intolerancia a la lactosa?


Específicos: 
  • Dolor abdominal
  • Espasmos
  • Hinchazón y distensión abdominal
  • Diarreas ácidas
  • Heces pastosas y flotantes
  • Defecación explosiva
  • Vómitos

Inespecíficos:
  • Abatimiento
  • Cansancio
  • Dolores en las extremidades
  • Problemas cutáneos
  • Alteraciones de la concentración
  • Nerviosismo 
  • Trastornos del sueño
La falta de lácteos en la dieta puede producir déficit de calcio, vitamina D, proteínas, etc. Por lo que se aconseja otra fuente de obtención, como son las sardinas, salmón, tofu, gambas, col, espinacas, almendras, higos etc., en el caso del calcio y una exposición controlada al sol para la síntesis de Vitamina D que facilita la absorción de éste.
                                                                                  

¿Se puede hacer vida normal con la intolerancia?


Afortunadamente hoy en día existen en el mercado productos sin lactosa. También se puede encontrar lactasa en forma de pastillas, solo como uso esporádico y si se come fuera de casa. Se toma en el momento de ingerir la lactosa y su efecto es inmediato. Su inconveniente es encontrar la dosis adecuada, ya que dependerá de su relación entre el grado de intolerancia y cantidad de lactosa ingerida. 

En la actualidad existen asociaciones para informar a los pacientes y a sus familiares (ADILAC), y desde tu centro de salud, a través de la consulta de enfermería podemos dar respuesta a tus dudas. 


Y recuerde... 10 claves para afrontar la intolerancia

  1. Evitar el autodiagnóstico porque esta enfermedad es variada y personal.
  2. Conocer qué alimentos incorporan lactosa.
  3. Aprender a leer las etiquetas de los envases. 
  4. No dejar de consumir lácteos sin consultar previamente a tu profesional sanitario. 
  5. Conocer los lácteos sin lactosa.
  6. Enriquecer la dieta con otros alimentos ricos en calcio, vitamina D, etc.
  7. Experimentar en la cocina: Buscar recetas libres de lactosa que puedan prepararse en casa.
  8. Prestar atención a los medicamentos: Alrededor del 20% de los medicamentos contienen lactosa.
  9. Sí a  tomar baños de sol (con la adecuada protección) para favorecer la absorción de la vitamina D.
  10. Apoyarse en complementos nutricionales de lactasa para ocasiones puntuales.


Para finalizar os dejamos la siguiente tabla semáforo con los diferentes alimentos que deben restringirse y los que están permitidos que os puede resultar de gran utilidad:

Alimentos e ingredientes prohibidos
Alimentos
Leche vaca, cabra, oveja, etc
Leche en polvo
Batido de leche
Derivados lácteos
Nata
Quesos frescos y fermentados
Mascarpone
Quark
Feta
Crema de leche
Postres lácteos
Margarina
Mantequilla
Helados
Salsa bechamel

Ingredientes y aditivos (ver notas 1 y 2)

Lactosa
Monohidrato de lactosa
Azúcar de la leche
Sólidos lácteos
Lactitol (E966) (1)
Trazas de leche
Suero
Suero lácteo
Suero de leche
Suero en polvo
Cuajo
Cuajada
Grasas de leche
Alimentos y productos que pueden contener lactosa

" Vigilar cuando se indica AZÚCARES, puede esconder lactosa al tratarse de un azúcar."

" Vigilar en medicamentos y complejos vitamínicos dónde se utiliza como excipiente."

"Vigilar cuando los productos han sido procesados y se les ha añadido algun ingrediente o aditivo."

"Vigilar cuando se trata de bebidas alcohólicas."


Alimentos
Purés y sopas
Pan
Pasteles
Fiambres
Embutidos
Pasteles y frituras de carne
Huevos guisados con leche
Sucedáneos de huevos en batidos
Flanes
Puré de patatas
Crema o puré
Bollería
Donuts, Crèpes, Bollos
Bizcochos, galletas
Tostadas
Precocinados
Cereales enriquecidos
Aderezo de ensladas y mayonesas
Sorbetes
Tartas
Yogures
Batidos, ponches, malteados
Chocolate con leche
Rebozados
Sucedáneos de chocolate
Sopas instantáneas
Bebidas alcohólicas destiladas o fermentadas (2)

Productos
Medicamentos
Complejos vitamínicos
Dentífricos
Alimentos e ingredientes que se pueden consumir
Alimentos
Fruta natural
Frutos secos
Mariscos
Cereales
Huevos
Miel
Mermelada
Patatas
Arroz
Pasta
Verduras
Carnes
Pescados
Legumbres
Tofu
Leches vegetales: soja, coco, avena, arroz, almendras.
etc.

Ingredientes y aditivos de origen lácteo (ver nota 3)
Lactatos (E325, E326, E327)
Esteres lácticos (E472b)
Lactilatos (E481, E482)
Proteínas de la leche
Caseína
Caseinato
Caseinato de calcio (antiguo H4511)
Caseinato de sodio (antiguo H4512)
Caseinato potásico
Caseinato magnésico

Lactálbumina
Lactoglobulina

Ingredientes y aditivos
Ácido láctico (E270)
Riboflavina (E101)
Almidón
(1, 2) EXCEPCIONES EN LA OBLIGATORIEDAD DE INCLUSIÓN EN EL ETIQUETADO
El Reglamento (UE) 1169/2011 sobre información alimentaria ofrecida al consumidor, en su anexo II especifica las dos únicas excepciones -en el caso de los lácteos- que estan previstas en la obligatoriedad de figurar en el etiquetado de los productos alimentarios:

(1) Lactitol Derivado de la lactosa. Se utiliza como edulcorante bajo en calorías para caramelos, chicles sin azúcar, galletas, helados, alimentos bajos en caloríasn y laxantes.

(2) Lactosuero Sólo cuando se utiliza en el proceso de elaboración de bebidas destiladas alcohólicas /espiritosas


(3) CONTAMINACIÓN CRUZADA

Ingredientes origen lácteo: Precaución con los ingredientes y aditivos de orígen lácteo. Aunque no tienen relación con la lactosa puede existir una contaminación cruzada de lactosa al tener un mismo origen lácteo. Debemos contactar siempre con el fabricante para que nos garantize que no existe una contaminación cruzada de lactosa y que sean aptos para los intolerantes.


Esperamos que esta información os haya sido útil. Si tienes cualquier duda ¡consúltanos!