miércoles, 1 de octubre de 2014

El Helicobacter Pylori: un huésped indeseable


Introducción


Pocas cosas han cambiado tanto la medicina del aparto digestivo como el descubrimiento en 1983 de una bacteria que anida en el estómago y en el duodeno y que es la responsable de las úlceras gastroduodenales y la gastritis crónica (heridas e irritación, respectivamente, en las paredes del estómago o del duodeno). Ese cambio supone transformar unas afecciones consideradas como crónicas en algo que se puede curar de forma prácticamente definitiva…

Un poco de historia


En 1875 científicos alemanes descubrieron bacterias con formas espirales, o helicoidales, en el estómago humano, pero no pudieron aislarlas para su cultivo y estudio. En 1892 se hicieron sucesivos estudios por investigadores italianos y croatas, más completos, pero que tuvieron escaso impacto en los medios científicos.


En 1979 Robin Warren y Barry Marshall (investigadores australianos) comenzaron nuevamente con la investigación de estos microorganismos, consiguiendo aislarlos de las mucosas del estómago humano para su cultivo. Afirmaron que muchas de las úlceras estomacales y gastritis eran causadas por la colonización del estómago por esas bacterias y no por el estrés o la comida picante, como se creía hasta entonces.

Barry Marshall y Robin Warren
Sin embargo fue más recientemente, en 2005, cuando la comunidad médica reconoció que estas bacterias son las causantes de dichas afecciones del estómago, cambiando la opinión reinante hasta entonces de que las bacterias no podían anidar en un medio tan ácido como el estómago. Esto se logró mediante diversos estudios entre los que destaca aquel en el que Marshall bebió un cultivo de Helicobacter Pylori, desarrollando una gastritis y recuperando la bacteria de su propio revestimiento estomacal.

Posteriormente también descubrieron los antibióticos que son efectivos para el tratamiento, y por todo ello recibieron en 2005 el Premio Nobel de Medicina. Antes de este descubrimiento las úlceras se trataban con medicamentos para neutralizar la acidez, pero estas reaparecían al dejar el tratamiento. Asimismo se realizaban operaciones de estómago o duodeno para eliminar las lesiones.

¿Cómo es el HP? ¿Cómo actúa?


El origen del nombre de estas bacterias es evidente: Helicobacter, por su forma espiral, y Pylori (del latín, pylorus, que significa guardabarrera), que hace referencia la píloro, la apertura circular del estómago que conduce al duodeno.

Tiene un tamaño de 3 micras de largo (1 micra = 1 milésima de milímetro) y un diámetro de 0,5 micras, con 4 a 6 flagelos (apéndices filamentosos).

Con sus flagelos y su forma espiral, la bacteria taladra literalmente la capa mucosa del estómago o duodeno y produce una encima, la “ureasa”, que transforma la urea en amoniaco y dióxido de carbono (CO2); este exceso de amoniaco (un compuesto básico) es lo que protege a la bacteria del ácido clorhídrico del estómago y la permite mantenerse y prosperar en el aparato digestivo. Lamentablemente el amoniaco es tóxico y va a maltratar la superficie de las células epiteliales, provocando gastritis y al final el proceso de formación de las úlceras.


Vías de infección


Se adquiere en la infancia, trasmitida de persona, y es raro el contagio en edad adulta. Entra por la boca y pasa al aparato digestivo. Ha sido aislada en heces, saliva y placa dental. Otro medio de infección es por ingerir agua o alimentos contaminados e incluso el traspaso de fluidos de forma oral con una persona contaminada.

Es más común en condiciones de hacinamiento y con falta de saneamiento. En países subdesarrollados la principal vía de contagio es la fecal-oral, al ingerir agua contaminada por heces debido a las deficientes infraestructuras sanitarias.

Los animales domésticos no son portadores de la bacteria y por tanto no pueden transmitir la enfermedad.

Expansión de la enfermedad


En España una parte importante de la población es portadora del germen; se calcula que más del 50%, en adultos mayores de 50 años.


Se estima que más de dos tercios de la población mundial se encuentran afectados por la bacteria, siendo probablemente la infección bacteriana más frecuente en el mundo, con excepción de las caries. En el mundo occidental la proporción es de un 25% en promedio, siendo mucho mayor en el tercer mundo (hasta el 90% de la población adulta). Esta gran diferencia se atribuye a una mayor higiene y al mayor uso de antibióticos en los países ricos.

Se calcula que 1 de cada 10 portadores del germen desarrollarán una úlcera de estómago o duodeno en relación con la infección.

Síntomas


La infección puede se sintomática (con síntomas) a asintomática (sin efectos visibles en el enfermo). Un 70% no presentan síntomas, se trata normalmente de gastritis sin síntomas que no implica un riesgo para el paciente.

Cuando se presentan síntomas, nos podemos encontrar con:
  • Ardor o dolor de estómago
  • Nauseas y vómitos
  • Distensión abdominal, por la presencia de gases
  • Fatiga, cansancio
  • Migrañas
  • Sensación de saciedad, después de tomar una pequeña cantidad de comida
  • Pérdida de apetito
  • Pérdida de peso


¿Cómo de diagnostica el HP?


Existen dos tipos de métodos de diagnóstico: “Invasivos” y “No invasivos”.

Método invasivo: La gastroscopia.  Es un tipo de “endoscopia”. En esta prueba se introduce un tubo flexible de visualización (endoscopio) a través de la boca, esófago, estómago y duodeno. Durante la gastroscopia se pueden retirar pequeñas muestras de la mucosa del estómago, llamadas biopsias, que se colocan sobre un portaobjetos que contiene una pequeña cantidad de urea; si la urea se descompone, hay un cambio en el color alrededor de la biopsia, lo que indica la presencia del HP.

Métodos no invasivos: Prueba del aliento y analíticas (detección de anticuerpos en sangre). Entre todos el más efectivo es la prueba del aliento, que consiste en beber un líquido con sabor a limón, que es agua en la que se disuelve una pastilla de urea y, transcurridos 10 minutos, soplar en un pequeño tubo, similar a la prueba del alcoholímetro. El aire expirado va una bolsa plastificada, que se infla como un globo.


La toma de urea es mínima y además es una sustancia que tenemos en el cuerpo de forma natural. La urea está “marcada” con Carbono 14, así cuando reacciona con la encima del HP (la ureasa) se libera y puede ser medida en el aliento.

El resultado se puede saber a las pocas horas. Es una prueba cómoda y sencilla que sólo requiere estar en ayunas y no haber bebido agua.

Si la prueba da positivo se pone tratamiento y se vuelve a repetir al cabo de 1 mes de haber finalizado el mismo.

Erradicación y prevención


El tratamiento indicado consta de 3 medicamentos asociados: 2 antibióticos y un tercer fármaco que disminuye la producción de ácido en el estómago. Este tratamiento dura aproximadamente 10 días.

Como se ha indicado, una vez finalizado este tratamiento y tras esperar un mes, se repetirá la prueba. Es importante saber que la mayoría de las pruebas se alteran si se está tomando antibióticos o medicamentos para la úlcera (p.e. omeprazol), por ello se esperan 30 días antes de repetir la prueba y es preciso ser muy riguroso en este aspecto para evitar “falsos negativos”.

En el caso de no lograr la erradicación de la bacteria con el primer tratamiento, se suele administrar un segundo tratamiento que será distinto del primero para evitar la resistencia de la bacteria a los antibióticos.

Si el tratamiento ha sido efectivo es muy raro que se vuelva a contraer la enfermedad, por tanto no es preciso emplear ninguna medida especial de control ni precaución y tampoco es necesario estudiar a los familiares por si tienen también la infección.

La mejor manera de prevenir la infección por HP es la misma que la de cualquier otra infección intestinal:
  • Lavarse correctamente las manos antes y después de ir al WC y al manipular alimentos (ver al respecto un artículo anterior de nuestro blog: Salvar vidas está en tus manos)
  • Lavar bien las frutas y verduras antes de ingerirlas
  • No utilizar utensilios mal lavados o usados por otra persona sin lavarlos previamente
  • No tomar agua ni alimentos contaminados
  • No tocarse la boca con las manos sucias
  • No ingerir irritantes del estómago como tabaco, alcohol, picantes, etc.


Finalmente, también el consumo de alimentos vegetales naturales (ver imagen) puede estar muy indicado para actuar contra la infección por HP.


Y terminamos: adiós al huésped…!


Como decíamos al principio, la gastritis y la úlcera, que eran una maldición para las personas de mediana edad a mediados del siglo XX, se han convertido en enfermedades que en gran medida se pueden prevenir y, sobre todo, con un diagnóstico y curación bastante sencillos.

Y una buena noticia! Actualmente ya se está realizando la Prueba de Aliento en algunos centros de salud, y concretamente en nuestro centro, desde hace algunos meses. Esto facilita al paciente de la sanidad pública su acceso a la prueba, de por si rápida y sencilla. En tu centro de salud te pueden dar más información en todo lo relacionado con este artículo, resolviendo tus dudas sobre la prevención, diagnóstico y la correcta aplicación del tratamiento.

Y recuerda, el HP es un mal huésped… 

¡¡ pero es fácil ponerlo en la calle !!


1 comentario:

  1. Muy bueno, muchas gracias.Espero que se amplie en todos los CS y que lo realicen las enfermeras.

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