miércoles, 19 de noviembre de 2014

Síndrome metabólico: cuidados con una visión de conjunto


Por Ángel Palacios Álvarez

Muy frecuentemente se intentan tratar las diferentes patologías de una persona por separado, sin comprender que en muchas ocasiones existe una relación estrecha y compleja entre ellas, y que deben abordarse desde una perspectiva de conjunto. Este es el caso del síndrome metabólico. 

Cuando un paciente acude a la consulta con un problema de obesidad, resistencia a la insulina, colesterol alto o hipertensión, entre otros, la enfermera debe poner el énfasis en el abordaje global de su situación, incidiendo en el origen del problema que suele pasar por una revisión de los estilos de vida del paciente. Esta semana queremos dedicar este espacio a ofrecer una rápida revisión del síndrome metabólico. Esperamos que os resulte interesante. 

El síndrome metabólico


El síndrome metabólico se puede definir como un conjunto de patologías o factores de riesgo que aumentan las posibilidades de que una persona padezca diabetes mellitus tipo 2, infarto cerebral o enfermedad cardiovascular. Aunque su principal denominación es síndrome metabólico, también se conoce por otros nombres como Síndrome X, Síndrome de resistencia a la insulina o Síndrome de Reaven.

Es éste un síndrome controvertido, y no hay un consenso científico ni sobre sus causas concretas ni sobre su definición, existiendo diferentes clasificaciones del mismo. Aun así, existe unanimidad en relacionar la mayoría de los factores de riesgo que lo conforman con la obesidad y la resistencia a la insulina. 

El síndrome metabólico tiene una gran prevalencia en nuestro país, aunque en un gran número de casos no está diagnosticado como tal. Esta prevalencia aumenta considerablemente con la edad, ya que con los años se incrementa el número de afecciones que conforman el síndrome a la vez que se agravan otras que ya se padecían debido al envejecimiento natural de los sistemas corporales. El número de casos crece significativamente entre los 45 y 65 años.

Factores de riesgo para padecer el síndrome metabólico


Existen múltiples factores de riesgo y patologías que conducen a padecer el síndrome metabólico, dos principales, que son la obesidad central y la resistencia a la insulina, y varios secundarios, como son la hipertensión arterial, las dislipemias, higado graso, el sedentarismo, la edad, y propensión genética a padecer este síndrome. Definimos aquí los principales:

  • La obesidad central: la obesidad abdominal o central es aquella en que los principales depósitos de grasa corporal se localizan en la franja abdominal del cuerpo. Es la obesidad que suelen padecer los hombres y se denomina también "en forma de manzana". Es el tipo de obesidad que incrementa en mayor medida el riesgo cardiovascular, a la vez que está relacionada con la acumulación de grasa en órganos vitales, como el hígado. Se diagnostica de obesidad central cuando el ratio cadera/cintura es mayor que 1 en hombres o que 0.9 en mujeres.

  • La resistencia a la insulina: la hiperinsulinemia es una deficiencia metabólica posiblemente determinada por la genética de la persona e influida intensamente por factores ambientales, como la nutrición o el sedentarismo, que produce un estado fisiológico en que el cuerpo no puede utilizar la insulina de una manera eficiente a pesar de ser capaz de producirla en alguna medida. En una persona con un metabolismo normal, las células poseen unos receptores donde se une la insulina, lo que permite el paso de la glucosa de la sangre al interior de la célula. Pero en las personas con resistencia a la insulina la hormona no es capaz de unirse a dichos receptores por lo que se mantienen niveles altos de glucemia a la vez que el páncreas continua secretando insulina inefectiva, hasta agotar las reservas pancreáticas, lo que conduce a la diabetes mellitus tipo 2. Esta patología también puede ser causante de hipertensión, dislipidemias, hígado graso, hiperuricemia, y ovarios poliquísticos, y está presente en un 30% de la población mundial.


En mi opinión, la dificultad que encuentran los teóricos en la unificación de criterios sobre esta enfermedad radica en el hecho de que todas las patologías que intervienen están tan interrelacionadas entre sí que no es fácil describir cual es causa de cual, pudiendo, por ejemplo, ser la hiperinsulinemia la causante de la obesidad o viceversa. Lo importante es entender que, independientemente de que factor de riesgo es el más influyente en el síndrome metabólico, existen elementos en nuestro estilo de vida que si son modificados alteran positivamente los efectos de estas patologías en conjunto.

Consecuencias de padecer el síndrome metabólico


Tras una larga evolución de las enfermedades y los factores de riesgo citados antes, las personas con síndrome metabólico tienen un alto riesgo de padecer diabetes mellitus tipo 2 o enfermedad cardiovascular. Además de sufrir estas importantes enfermedades crónicas, los pacientes son susceptibles de padecer otras patologías como insuficiencia renal, problemas vasculares en los miembros inferiores o infarto cerebral. A lo largo de la enfermedad, estos pacientes suelen ser diagnosticados de más de una estas patologías. También se relacionan con este síndrome algunos problemas que aparecen con bastante frecuencia, como son problemas de coagulación de la sangre, aumento de factores de inflamación o microalbuminuria.

Diagnóstico del síndrome metabólico


Como hemos comentado antes, al ser éste un cuadro complejo en que se unen múltiples factores de riesgo que lo provocan, existen diversos criterios científicos para su clasificación.


De cualquier modo, parece existir un consenso diagnóstico más aceptado por el que se puede decir que una persona tiene síndrome metabólico si tiene 3 o más de los siguientes signos:

  • Presión arterial igual o superior a 130/85 mmHg
  • Glucemia basal (glucosa en sangre en ayunas) igual o superior a 100 mg/dL
  • Perímetro de la cintura: 
    • para los hombres: 100 cm (40 pulgadas) o más
    • para las mujeres: 90 cm (35 pulgadas) o más
  • Colesterol HDL bajo: 
    • para los hombres: 40 mg/dL o menos
    • para las mujeres: 50 mg/dL o menos
  • Triglicéridos igual o superior a 150 mg/dL

Abordaje del síndrome metabólico desde enfermería


Pero tenemos una buena noticia. A pesar de que pueden existir factores genéticos que predispongan al padecimiento de este síndrome, gran parte del tratamiento del síndrome metabólico se puede basar principalmente en la modificación de los estilos de vida del paciente. Así, aunque se podrían abordar cada una de las patologías y factores de riesgo que conforman el síndrome de manera individual, la relación intrínseca que existe entre ellas nos permite tratarlas todas a la vez.


Su enfermera de atención primaria le informará sobre esta enfermedad, y le ayudará a evaluar sus hábitos de vida y mejorarlos para poder bajar de peso, mejorar los niveles de colesterol en sangre, disminuir su tensión arterial, evitar el sedentarismo, fomentar el ejercicio físico y controlar los niveles de glucosa en sangre, entre otras. Las recomendaciones de su enfermera podrían ser las siguientes:
  • Modifique su dieta
  • Pierda peso
  • Evite el sedentarismo
  • Realice ejercicio físico moderado de manera habitual
  • Mejore sus niveles de colesterol en sangre y sus niveles de tensión arterial
  • Deje de fumar

En definitiva, estas recomendaciones buscan cambiar, de una manera coherente y definitiva, el estilo de vida nutricional del paciente para así disminuir el riesgo cardiovascular y evitar la diabetes. Modificar la dieta, disminuyendo la ingesta de grasas saturadas o de origen animal junto con los azúcares, y aumentar el consumo de frutas y verduras, evitará el sobrepeso y la obesidad, a la vez que minimizará la hiperinsulinemia.  La realización de ejercicio físico tendrá también como objetivo que el paciente baje de peso y reduzca su índice de masa corporal, y evite el sedentarismo, uno de los principales factores de deterioro de la salud en nuestros días. Seguir estos consejos evitará a su vez la necesidad de tomar fármacos para el tratamiento de las distintas patologías, aunque en muchos casos su uso será necesario. 

Por último, recuerde que su enfermera de atención primaria le informará adecuadamente sobre su situación y sus necesidades particulares.

¡¡¡ Llevar un estilo de vida saludable te ayudará a evitar muchas enfermedades!!!


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