jueves, 28 de abril de 2016

Dulces sueños...sin apneas


Por Olga Álvarez Montes

¿Roncas mucho? ¿ Te despiertas con frecuencia durante la noche?¿Tienes sensación de no haber descansado y te quedas dormido en cualquier sitio?
Si es así, puede que sufras la enfermedad conocida como Apnea del Sueño.
Y es que, mientras dormimos, lo normal es que respiremos de forma similar a cuando estamos despiertos, pero la respiración pasa a ser totalmente automática y se produce un mayor grado de relajación de los músculos. En ocasiones aparecen alteraciones en la respiración que dan lugar a la enfermedad conocida como Síndrome de ApneaHipopnea Obstructiva del Sueño (SAHS).

¿Qué es una apnea?


Tener una apnea es dejar de respirar. Es normal que en algún momento mientras dormimos dejemos de respirar, pero si esta parada alcanza o supera los 10 segundos de duración y se sucede con frecuencia durante la noche, nos encontramos con un problema de salud importante.

El Síndrome de Apnea Hipoapnea del Sueño: SAHS


Es una enfermedad crónica y muy frecuente, ya que afecta a un 4-6% de los hombres y a un 2-4% de las mujeres en la edad adulta. Existen diferentes grados de severidad del SAHS y en general precisa tratamiento a largo plazo.
Se desconoce la causa o causas exactas del problema, pero sí se sabe que hay unos factores favorecedores como la obesidad, la existencia de cuello corto y ancho, alteraciones nasales, en la región oral y el paladar, el hipotiroidismo etc...

Lo que sucede es que la vía aérea superior se colapsa (se cierra) como consecuencia, en parte, de la relajación muscular durante el sueño, o bien por efecto de una obstrucción anatómica a nivel de la boca y la faringe (amígdalas grandes, bocio, alteraciones nasales, etc.) obstruyendo la entrada del aire a los pulmones.



Cuando esto sucede, la persona puede despertar con sensación de asfixia de necesidad de aire.
Cuando el cierre o bloqueo  de la vía aérea superior es total le llamamos apnea obstructiva. Si el cierre es parcial, le llamamos hipoapnea.



La manifestación más frecuente del SAHS es el ronquido fuerte e interrumpido por pausas de la respiración, seguido de movimientos incontrolados de todo el cuerpo.
Las apneas obligan a la persona a despertar de forma consciente (ahogos nocturnos o sobresaltos) o inconsciente (microdespertares), muchas veces a lo largo de la noche. Como consecuencia disminuye la cantidad y la calidad del sueño.


La consecuencia inmediata, al no ser un sueño reparador, es la hipersomnolencia diurna, es decir , que el individuo se duerma en situaciones normales de la vida diaria: comiendo, hablando, leyendo, viendo la tele, o lo que es peor, en situaciones muy peligrosas como conduciendo, cocinando etc.
Se trata pues de un problema muy serio pues interfiere la actividad normal de las personas y puede poner en peligro su vida y a veces la de los demás.

Por otro lado, con cada apnea, el oxígeno en la sangre desciende y esto puede generar trastornos cardio-respiratorios (enfermedades que afectan al corazón y al pulmón); alteraciones neurocognitivas (dificultad para la concentración, despistes, pérdida de memoria, etc.); alteraciones sexuales (impotencia, inapetencia sexual....), etc.



Con cierta frecuencia, las personas que sufren este trastorno no son conscientes del problema que tienen, a pesar de dejar de respirar decenas de veces durante la noche y alterarse de manera importante su sueño. Es la pareja o un familiar el que suele darse cuenta de la situación.

Es importante aclarar que aunque uno de los síntomas más frecuentes y llamativos de esta enfermedad es el ronquido, no todas las personas que roncan tienen porqué padecer esta enfermedad.

 Perfil típico del paciente con SAHS


  •  Sexo masculino, mediana edad (45-55 años), con sobrepeso y cuello ancho.
  •  Roncador. 
  •  Pausas respiratorias nocturnas observadas por otra persona
  •  Tendencia a dormir durante el día en cualquier situación
  •  Se despierta cansado. 
  •  Dolor de cabeza al levantarse. 
  •  Sequedad de boca.
  •  Por la noche tiene que levantarse a orinar varias veces.
  •  Pérdida de interés por el sexo. 
  •  Bebe alcohol habitualmente. 
  •  Suele ser fumador.
Pero no siempre el perfil está tan claro, ya que también pueden padecer SAHS, los ancianos y jóvenes (obesos y delgados) , mujeres sobre todo a partir de la menopausia e incluso niños.

SAHS en niños


Aunque es menos frecuente, el SAHS en niños también existe. Afecta por igual a ambos sexos y puede manifestarse en los primeros meses de vida pero lo más frecuente es que se presente en la edad preescolar y escolar. Cuando un niño tiene un SAHS el síntoma más frecuente es el ronquido (un niño no debe roncar).

Consulta en tu centro de salud ante una o varias de estas manifestaciones:

  •  Ronquido (continuo o entrecortado).
  •  Pausas respiratorias al dormir. 
  •  Esfuerzo respiratorio al dormir. (Para respirar dormido mueve mucho el tórax y abdomen).
  •  Suda mucho en la cama. 
  •  Respira por la boca
  •  Se levanta cansado.
  • Orina en la cama.
  • Tiene pesadillas por la noche. 
  •  Es sonámbulo.
  •  Somnolencia diurna
  •  Falta de atención
  •  Irritabilidad de día.



Diagnóstico


Una vez que queda establecida la sospecha de la existencia de un SAHS, el diagnóstico puede confirmarse mediante dos tipos de pruebas:

 – POLIGRAFÍA: la cual  puede ser realizada en la Unidad del Sueño del hospital o en el domicilio del paciente. Para su realización se colocan una serie de sensores que detectan las señales de la respiración y del corazón (flujo aéreo, esfuerzo respiratorio, saturación de oxígeno, frecuencia cardiaca).

 –POLISOMNOGRAFÍA: Es más compleja. Se realiza si la prueba anterior no ha sido suficiente para confirmar el diagnóstico y se lleva a cabo en la Unidad del Sueño del hospital. En esta exploración, además de los sensores que detectan las señales cardio-respiratorias, se colocan otros sensores para detectar las señales del cerebro (variables neurofisiológicas). Nos proporcionan información adicional de lo que sucede mientras el paciente duerme.


Las pruebas de sueño, tanto en el hospital como en el domicilio, no requieren ninguna preparación especial, se intenta reproducir, dentro de lo posible, una noche normal.

Es aconsejable:

  • Cenar como de costumbre.
  • Tomar la medicación habitual.
  •  Acostarse a la hora que tiene por costumbre.
  •  Madrugar un poco el día que tiene que realizar la prueba de noche. 
  •  No dormir la siesta ese día.
  •  No fumar ni tomar bebidas alcohólicas ni estimulantes (café, té, chocolate...) durante al menos 6 horas antes de iniciar la prueba.

Aunque la prueba es muy aparatosa, hay que aclarar que es completamente indolora.

Tratamiento


El desconocimiento en la mayoría de casos de la causa exacta del problema hace que el tratamiento vaya dirigido al control de los síntomas, los factores agravantes de la enfermedad  y las consecuencias.

1.-Adquisición de hábitos de vida saludables  con el objetivo de corregir factores de riesgo:
 – Evitar el sobrepeso, la reducción de peso se acompaña de una mejora en la sintomatología y una disminución de las apneas e hipopneas nocturnas.
 – Suprimir el tabaco, los fumadores tienen un mayor riesgo de desarrollar roncopatía y, a través de la inflamación e irritación de la vía aérea superior, de presentar un SAHS. El abandono del tabaco se acompaña de una mejora del ronquido y de los síntomas en la vía aérea superior.
 – Mantener una higiene adecuada del sueño, dormir las horas  suficientes y en un horario regular, es fundamental para mejorar su calidad.
 – Eliminar las bebidas alcohólicas y estimulantes (café, té, cola) especialmente en las horas previas al sueño, ya que afectan al tono de sus músculos faríngeos y favorecen los episodios de apnea.
 – Evitar tomar medicamentos para dormir (sedantes y relajantes).

 – Adoptar una posición corporal correcta durante el sueño, duerma de lado, normalmente se ronca más y se producen más apneas cuando se duerme boca arriba.
 – Mantener permeable la nariz.
 – Evitar cenas copiosas y no acostarse inmediatamente después.

2.- En cierto tipo de pacientes que presentan alteraciones faciales evidentes a nivel nasal, oral o faríngeo, puede estar indicada la realización de una cirugía correctora o el uso de los denominados dispositivos de avance mandibular (DAM).
Estos aparatos son realizados por un ortodoncista experto y pueden solucionar casos leves en personas sin un excesivo grado de obesidad.

3.- Para los casos más graves o con factores de riesgo laboral o vascular, en los que las medidas higiénico-dietéticas no son eficaces, estas se deben complementar con la utilización de la CPAP (siglas en inglés de Presión Positiva Continua en la Vía Aérea). Es un dispositivo mecánico que ha demostrado ser el más eficaz para tratar las apneas durante el sueño .

¿Qué es la  CPAP?


La CPAP es un aparato que proporciona una presión positiva continua de aire durante todo el ciclo ventilatorio (inspiración y espiración), lo que hace que se mantenga abierta la vía respiratoria superior, y por tanto impide que se obstruya. La CPAP genera un flujo constante de aire que a través de una tubuladura se transmite a una máscara nasal y, de ahí, a la vía aérea superior, evitando que se produzcan las apneas.
 Cada paciente necesita una presión diferente de aire para que su vía aérea se mantenga abierta.


Existen diferentes tipos de CPAP. Todas constan de un generador de presión conectado a un tubo o tubuladura y una mascarilla.

  • Generador de presión: Es un motor dentro una caja de mayor o menor tamaño, según el modelo, que normalmente se conecta a la corriente eléctrica para generar aire a presión. Esta caja tiene un filtro en su parte posterior, para que el aire que genera la máquina no lleve partículas de polvo y un botón de encendido y apagado en la parte frontal. ES muy fácil de manejar.
  • Tubuladura: Se trata de un tubo especial para que no se colapse ni acode, por donde pasa el aire del generador hacia su mascarilla nasal.
  • Las mascarillas: Las mascarillas se adaptan a la nariz, las hay con soporte frontal y poseen unas cintas o arnés para que se puedan ajustar y evitar fugas. Se fabrican con materiales blandos adaptables a la anatomía facial para obtener mínimas molestias y máxima eficacia. Todas tienen un pequeño orificio para que el aire que exhalado pueda salir. Es muy importante no taparlo nunca. Aunque no es lo habitual, hay personas que no toleran bien la mascarilla y precisan conectores nasales.
  • La rampa: Actualmente las CPAP llevan además del botón de encendido y apagado, el «botón de rampa». Al activar este botón, la presión del aire que sopla la CPAP irá aumentando progresivamente hasta alcanzar la presión óptima pautada.No todos los pacientes necesitan activar la rampa, es recomendable para los que tienen problemas de adaptación a la CPAP.
La CPAP es un tratamiento seguro, pero requiere un periodo de adaptación que depende de cada paciente. Al principio las fugas, por problemas con el ajuste de la mascarilla, la sequedad, sensación de estar resfriado, el ruido, irritación ocular, flatulencias etc... suele ser problemas frecuentes pero que se pueden corregir y solucionar en poco tiempo




La importancia del cumplimiento terapeútico


La CPAP no es un tratamiento curativo, si se deja de usar el problema volverá a aparecer. Debe usarse de por vida y durante todos los periodos de sueño.
Su uso correcto  mejora la calidad de vida y la supervivencia.
Se considera que un paciente hace un buen uso del tratamiento con CPAP cuando la utiliza más de 4 horas por noche, no tiene efectos secundarios asociados y tiene una buena eficacia clínica. Es recomendable utilizarla también en la siesta.

El tratamiento de la apnea del sueño mediante una CPAP tiene dos objetivos:
  • A corto plazo, la mejoría de los síntomas nocturnos (pesadillas, despertares,  etc.) y diurnos (cansancio, somnolencia diurna, dolor de cabeza, etc.).
  • A largo plazo, la prevención de los riesgos asociados a la enfermedad. Si el SAHS es grave y no se trata, habrá mayor probabilidad de padecer problemas cardiovasculares (hipertensión arterial, arritmia, infarto, etc.) y cerebro-vasculares (derrame o infarto cerebral, deterioro intelectual, etc.). Además, existirá más riesgo de sufrir accidentes de tráfico relacionados con la somnolencia y el cansancio.
Los aparatos disponen de un contador horario que registra el uso efectivo de la máquina por parte del paciente y permite valorar si su cumplimiento de la terapia es el correcto. En los casos de intolerancia, a pesar de haberse corregido todos los posibles problemas surgidos durante la fase de adaptación y si persiste el bajo cumplimiento, habrá que valorar otras alternativas.


Como verás, la apnea del sueño no es ninguna tontería.
Ante la menor sospecha ...¡Consulta a tu enfermera!
¡Felices sueños!







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